sábado, 24 de junio de 2017

“Ana mi amor” y “El buen cartero”, ganadoras del Festival al Este de Lima 2017

Lima, 19 de junio de 2017.- El largometraje “Ana mi amor” (Rumania, 2017), del director Calin Peter Netzel, ganó los premios del Jurado Oficial y del Jurado de Prensa  de la Competencia de Largometrajes de Ficción de la Octava Edición del festival de Cine Al Este de Lima.

Ambos jurados destacaron que la cinta del director rumano retrata “con gran sensibilidad la conducta humana al interior de una relación de pareja, mediante un tratamiento del tiempo a manera de un juego de espejos”. El jurado oficial estuvo integrado por Zrinko Ogresta,  Isaac León Frías,  José Romero y  Katerina D’Onofrio, mientras que el jurado de prensa contó con los votos de por Fátima Saldonid,  Katherine Subirana, Raúl Ortiz, Mario Castro  y Ernesto Zelaya.

Cabe destacar que, entre otros reconocimientos, esta película fue seleccionada para competir por el Oso de Oro de la competencia principal en el 67° Festival Internacional de Cine de Berlín.

Documental, cortometraje nacional y premio del público

El documental “El buen cartero” (Bulgaria, 2016) del  director Tonislav Hriston obtuvo el premio del Jurado oficial de la Competencia  Documental, integrado por Núria Frigola,  Mauricio Godoy y Álvaro Sarmiento. El jurado concedió el premio a esta película por “la relevancia del tema de la crisis de los migrantes, por reflejar cómo Europa la la espalda a la situación y por la depurada propuesta visual”.

De otro lado, el Jurado Oficial  de Competencia de Cortometraje Nacional (integrado por Patricia Pereyra, Francesca Canepa y  Mayella Lloclla) concedió el premio a mejor Cortometraje Nacional a “La Hoyada” del  peruano director Roberto Flores. Entre los méritos destacados de esta realización se señala que “muestra la distancia entre el Estado y las poblaciones que han sufrido por el terrorismo y el abuso de la autoridad; es un registro que lucha por el reconocimiento a la memoria”.


Finalmente, el Premio de la Audiencia recayó en “Huellas” (Polonia / República Checa, 2017), de Agnieszka Holland (directora de la serie televisiva “House of Cards”), largometraje que narra la historia de una mujer que vive en las montañas y que es testigo de una serie de violentos asesinatos, de los cuales ella será culpada sin poder probar su inocencia. “Huellas” obtuvo el Oso de Plata en la última edición del Festival de Cine de Berlín. 

Tengo miedo, torero

Tengo Miedo ToreroTengo Miedo Torero by Pedro Lemebel
My rating: 5 of 5 stars

Tal vez la historia no sea muy original porque, no muy en el fondo, no es otra cosa que una historia de amor ("chica" sin mayor compromiso social se enamora de un revolucionario y lo ayuda indirectamente -y haciéndose la que no sabe- en la realización de un atentado). Además se trata de una historia de amor con rasgos telenoveleros y melodramáticos al mango. Pero hay varios elementos que juegan a favor de esta novela breve de Pedro Lemebel.

El primerísimo es la prosa retorcidamente poética, que llega a momentos épicos sin que esto implique huachafería. O más bien, en tanto se trata de una novela que coquetea constantemente con lo huachafo, las inflamadas licencias poéticas pasan como elementos perfectamente contextualizados.

El segundo es que la vida de la Loca del Frente y el personaje mismo están tan impecablemente descritos que los elementos estrafalarios (según la pluma de Lemebel, propios de la vida del homosexual latinoamericano) están envueltos en un ropaje real maravilloso que los termina de anclar en América Latina. Podrían traducirlo a mil idiomas y el aroma de nuestra región se colaría entre líneas, algo sumamente difícil de conseguir puesto que la "identidad latinoamericana" es algo en constante construcción y altamente variable. El personaje principal es entrañable en tanto que su humanidad tiene pinceladas de irrealidad exótica, y lo mismo sucede con Carlos, el muchacho revolucionario que le hace perder la cabeza a la Loca, y de quien tenemos el retrato a partir de la mirada de la protagonista. Hasta de los mismos Pinochet y su esposa, personajes que podrían completa y justificadamente haber sido retratados como bichos deleznables, uno termina descubriendo esa milésima de humanidad con la que uno puede identificarse.

En tercer lugar, la Loca tampoco es un personaje infalible y mucho menos inmaculado, aunque sus actos cuestionables están pasado por el tamiz de la belleza retórica. Tal vez Carlos se nos presente idealizado por el narrador, pero esto se justifica debido a que el narrador nos lo muestra a través de la voz de una persona que lo ama casi con locura. De hecho, la única vez que Carlos tiene voz propia es en la última página del libro, y la respuesta de la Loca solo sirve para regresarlo a la visión onírica que siempre hemos tenido de él.

Finalmente diré que en lo personal, hasta antes de leer este libro, nunca aposté por la existencia de una "literatura gay"; cuando mucho sí libros escritos por homosexuales. Pero lo específico de la narrativa y del tema de esta novela me ha hecho entender que, en efecto, existe una narrativa gay. Que no siempre esté bien lograda o que en la mayoría de los casos lo narrado no empate con la sensibilidad del tema (por ejemplo, nadie podría decir que "Brokeback Mountain" es una película gay, pero sí una película sobre homosexuales; lo mismo sucede con el cuento de Annie Proulx), es un asunto diferente.

Y aunque el final es bien ortodoxo, propio de telenovela mexicana (aunque del siglo XXI), digamos que se justifica dado la naturaleza del libro: melodrama gay con harto kitsch. Honestamente, qué bestia con lo bien que escribe Lemebel, por lo menos en "Tengo miedo, torero". Provoca buscar más libros de este autor chileno -quien es capaz de justificar su tremenda fama con tan solo 200 páginas-.


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jueves, 8 de junio de 2017

Los últimos nueve días de la tierra:individual de REVE

Eva Raquel
Este miércoles 14 DE JUNIO a las 7:30 pm la Galería de Arte Enlace Arte Contemporáneo, Av. Camino Real 1123, inaugurará la exposición individual de pinturas “Los últimos nueve días de la tierra” del artista peruano REVE – Renzo Núñez en su segunda presentación individual en Lima, se contará con la presencia del artista la noche de la inauguración.

REVE Renzo Núñez-Melgar, Lima, 1982: Artista Plástico, Bachiller en Artes Plásticas egresado en 2006 de la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú con la Medalla de Plata en la especialidad de pintura. La presente es su 6ta. Exposición individual y ha participado en numerosas muestras colectivas en el Perú y en el extranjero.


La muestra de pintura de REVE está conformada por un conjunto de 9 obras trabajadas al óleo sobre tela de mediano y gran formato.

“Personajes de distintas épocas conviven en mi obra, ya que somos la suma de todos los acontecimientos que han ocurrido a lo largo de la historia de la humanidad, … una sociedad egoísta y caótica … Tal vez la solidaridad llegue al ser humano cuando absolutamente todos estemos en desgracia, ciegos todos como en el libro “Ensayo sobre la ceguera” de José Saramago, necesitamos el uno del otro para salir adelante y de esta manera dejar de lado todas nuestras diferencias.”

“REVE ofrece hoy una muestra más conceptual (su versión) de: ¿cómo (con)vivir ante el ocaso de la Tierra?; que el simple hecho de retratar o imaginar el Armagedón terrenal como un hecho doloroso, sangriento o sufriente. Siguiendo esta propuesta visual, los cuadros que se presentan aquí: instalan una asombrosa y extraña convivencia visual (inverosímil para algunos) con una serie de personajes históricos y de la cultura pop que si bien pertenecen a diferentes épocas y movimientos, todos están compartiendo, en los últimos días de la Tierra, un mismo plano simbólico o una misma realidad imaginada por el pintor (su hacedor). 

Leopoldo Constantino.


En efecto REVE busca llamar –con este extraño collage de figuras diacrónicas (sean reales o fantásticas)- la atención del espectador frente a situaciones que, los aquí presentes, consideramos como naturales o terrenales sin capacidades de sorprendernos (como por ejemplo: la caza, el rapto, el baile, la bebida, el desorden, el dictado de clases, etc.) pero que, a partir del pincel del artista, resultan ahora éstas exageradas o hasta incluso imposibles. (…)“Los últimos 9 días de la Tierra” interpela lo cotidiano de nuestra visualidad con nuevas ficciones –creaciones- de la Tierra (de sus ocupantes y situaciones que nacen precisamente de la mente del artista. Para llegar a ello, su creador busca hoy familiarizar nuestros ojos con sus (sub)versiones de los hechos en la Tierra, para cuestionar lo que habitualmente consideramos como natural y real (lo monolítico). Por lo tanto la muestra ataca la normalidad, predictibilidad e historicidad de lo cotidiano (de sus hechos y rutina de sus personajes)” Manuel Antonio Lizárraga Ibáñez, Lima, Mayo de 2017

“¿Cómo sabes si la Tierra no es más que el Infierno de otro planeta?”, partiendo de la frase del filósofo y escritor inglés Aldous Huxley, es que el mismo artista plantea las preguntas.


La muestra “Los últimos 9 días de la tierra” de REVE podrá ser visitada en La Galería ENLACE ARTE CONTEMPORÁNEO hasta el día 27 de Julio en el horario de lunes a sábados de 11.00 am a 8:00 pm, la entrada es libre y gratuita.

Para contactos de prensa comunicarse al tel. 222 5714 o a info@enlaceart.com

Mentes errantes, individual de Michele del Campo

"El beso"
El próximo miércoles 14 DE JUNIO a las 7:30 pm, la Galería de Arte Enlace Arte Contemporáneo, Av. Camino Real 1123, inaugurará la exposición individual de pinturas “MENTES ERRANTES” del artista italiano Michele del Campo en su segunda presentación individual en Lima, se contará con la presencia del artista la noche de la inauguración.

La muestra que Michele del Campo presenta en Lima está conformada por un conjunto de 16 obras trabajadas al óleo sobre tela de mediano y grandes formatos.

Michele Del Campo nació en San Nicandro Garganico, una pequeña ciudad en el sur de Italia rural. A los 18 años se traslada a Milán, Italia, donde inicia sus estudios de Bellas Artes, luego estudia en Falmouth en Reino Unido, Dundee, Reino Unido y Madrid, España. En 2008 se trasladó a Londres y en 2016 a Glasgow, Reino Unido, donde ahora vive y trabaja. Es Licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, 2007 y Licenciado en Ilustración y Grabado por la Universidad de Dundee, Reino Unido, 2001. Del Campo ha realizado exposiciones con esta 14 exposiciones individuales en Italia, España, Reino Unido, Suiza y Perú, así como exposiciones colectivas en Europa, Estados Unidos y Asia, y ha ganado numerosos premios artísticos, entre los que se incluyen el Premio BMW 2006 de 35.000 euros otorgado por la Reina Sofía de España.

En su serie de obras en curso, “Mentes errantes”, expresa de una forma determinante, el aislamiento, la soledad y el sentimiento de pérdida del individuo.

“Las imágenes de Michele Del Campo nos acercan con un zoom a primeros planos de mujeres jóvenes, algunas veces ellas se encuentran solas, otras con amigos o amantes. Ellas representan una búsqueda de expresión, a través de momentos complejos en una vida.  (…)

The records.

Muchos de los trabajos de Mentes errantes son a gran escala. Expresan un estado de ánimo más positivo; no sereno, sino más bien reflexivo. Se trata acerca de relaciones humanas contradictorias, los nudos de guerra emocionales que surgen entre amantes y amigos. (…) Del Campo trabaja rápidamente para construir una imagen, con gran emoción por los contrastes de colores (…) “Puedo crear una imagen tal como quiero: recortando, moviendo, eligiendo el tamaño y la proporción.”, indica. Pero, ¿cuál es la historia? Los obstáculos, por lo general imposibles, que enfrentan las personas que no pueden reunirse con sus seres queridos, debido a las restricciones migratorias. (…) Es, en definitiva, un cronista de nuestra modernidad alienada y global, que excava en las profundidades de nuestra conciencia. Ha logrado dejar atrás la penumbra de los túneles oscuros y los montañosos vertederos de residuos. Las tensiones pueden resolverse. Podemos avanzar. La vida puede ser celebrada.” Corinna Lotz, Londres, Junio 2017.

La muestra “Mentes Errantes” de Michele del Campo podrá ser visitada en La Galería ENLACE ARTE CONTEMPORÁNEO hasta el día 27 de Julio en el horario de lunes a sábados de 11.00 am a 8:00 pm, la entrada es libre y gratuita.

Para contactos de prensa comunicarse al telf. 222 5714 o a info@enlaceart.com

¡Empezó el Festival de Cine Al Este de Lima!

La Octava Edición del Festival de Cine Al Este de Lima empezó el miércoles 7 de junio con la proyección de la película “Las inocentes” (Francia, 2016), escrita y dirigida por Anne Fontaine.  La actividad se realizó en el Museo de Arte de Lima – MALI y contó con la presencia de la directora de la película junto con el director del Festival Al Este de Lima, David Duponchel, y realizadores como Ellen Heller (EEUU), Peter Tscherkassky (Austria), Miroslav Mogorovic (Serbia), Istán Borbás (Hungría), David Vashdze (Georgia) y Nikolaj Nikitin (Rusia).

También estuvieron presentes Isabella Falco (directora de Comunicaciones e Imagen País de PromPerú), Pierre Emile Vandoorne (director de la Dirección del Audiovisual, la Fonografía y los Nuevos Medios – DAFO del MINCUL), Alberto Mejía (director de la carrera de Comunicación Audiovisual y Medios Interactivos de la UPC), y Jean Pierre Longeat (religioso benedictino francés encargado de la musicalización de “Las inocentes”).

“Las inocentes” se basa en una historia real y muestra lo sucedido en un convento católico polaco casi al finalizar la Segunda Guerra Mundial: un grupo de soldados soviéticos abusó sexualmente de las monjas y muchas de ellas quedaron embarazadas. Ellas piden ayuda a una doctora francesa que trabaja para la Cruz Roja, solicitándole además que mantenga el caso en secreto, pues temen el castigo por parte de las autoridades eclesiásticas y la humillación pública.

La Octava Edición del Festival de Cine Al Este de Lima continuará hasta el 17 de junio con la proyección de largometrajes, cortometrajes y documentales en competencia provenientes de Europa central y del Este. También serán presentadas producciones peruanas, así como de otros países en las diversas secciones del festival. Todo esto se viene desarrollando junto con clases maestras, ciclos de conferencias y otras actividades.

De izquierda a derecha: Nikolaj Nikitin (Rusia), Miroslav Mogorovic (Serbia), David Duponchel, Anne Fontaine (Francia), Ellen Heller (EEUU), David Vashdze (Georgia) e Istán Borbás (Hungría), durante la rueda de prensa del Festival. 

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domingo, 21 de mayo de 2017

Mi propia guerra íntima

My Own Private War (2016)
Países Bajos, 57'.
Lidija Zelovic

No hay región en Europa más convulsionada durante las últimas décadas que los Balcanes. En especial los territorios de la que fuera Yugoslavia, actual escenario de la multitud de países en que fue desmembrada, los mismos que a su vez genera(ro)n al interior de cada nación nuevos partidos políticos, alianzas e identidades. Todo ello es un depósito de pólvora encendido una y otra vez por las chispas generadas a causa de tensiones étnico-religiosas.

Y nada de esto nos es ajeno como peruanos, dígase de paso.

Mas lo que sí nos es ajeno es la forma en que el arte de toda Europa del Este ha plasmado en libros, películas, música y artes plásticas esa realidad convulsa. No tienen que abordar directamente una guerra en sus obras para comunicarnos esa “poética del conflicto bélico” que las atraviesa como una aorta mayor y que, cuando lo hace, convierte la ficción y el documental en arte personal, con características identitarias individuales y colectivas. Uno es capaz de reconocer un fotograma procedente de algún lugar de la ex-Yugoslavia casi al instante, y diferenciarlo de un proveniente de la cinematografía d Rumania o de Georgia, por ejemplo.

Gracias al Festival Al Este de Lima, que ya se va por la octava edición, pudimos ver en preestreno “My Own Private War” (Países Bajos, 2016), de Lidija Zelovic, ganadora del Premio Memoria del Mediterráneo en Trieste 2016. Este documental de apenas una hora de duración cuenta la historia personal de la directora, quien regresa a Sarajevo como periodista, ciudad en la que nació y de la cual partió en 1993 por causa de las guerras yugoslavas (que han sido varias y son complejas de explicar, si acaso alguna guerra tiene explicación). El documental fue proyectado en el Centro Culturalde España el sábado 20 de mayo a las 6pm, como parte del ciclo Europa Móvil que a su vez es parte del Prefestival de Cine, y contó como panelistas con la presencia de Violeta Barrientos, poeta y Doctora en Ciencias Sociales, y de Rodrigo Portales, crítico de cine.



El narrador como sujeto enunciador

Luego de ver la película, diría que surgen tres preguntas fundamentales:

·         ¿Quién (o qué) es la narradora y cómo está parada ante su tema?
·         ¿Cómo ella se representa la guerra y cómo nos la presenta a nosotros?
·         ¿Desde dónde lo hace y hacia dónde lleva su tema?

Claro que hay muchos más, pero en aras de la brevedad, abordemos el asunto desde esas tres entradas.

Nos queda claro que Lidija Zelovic interpreta Lidija Zelovic: hace no un documental sobre la guerra en Sarajevo sino sobre ella misma haciendo un documental sobre la guerra de Sarajevo. Este interesante dislocamiento de la instancia enunciadora tiene una función específica: ella es madre –y nos muestra a su hijo interactuando con ella-, es hija – nos muestra a sus dos padres en sendas secuencias de interacción familiar-; pero también es prima de un sujeto que pasó de ser un pan de dios para convertirse en francotirador, y amiga de un hombre que se niega de muy malas maneras a contar su versión. Tiene ascendencia serbia –etnia que el mundo señala como responsable de los actos más sanguinarios- pero se considera yugoslava. Su familia, por lo menos su padre, ha optado por estar del bando de los serbios –es decir, se identifica con una comunidad- y le recrimina que ella no abrace una identidad étnica sino que opte por ponerse del bando de las víctimas.

De esta manera, la directora se posiciona en el justo medio de todos los fuegos, con todos los cañones apuntando sobre ella.

Pero (su) Yugoslavia no solo ya no existe físicamente sino que es un recuerdo que pocos quieren evocar; así, cada vez que ella enarbola esa bandera identitaria es agredida (en una calle por un conductor que casi la atropella, por un amigo que la deja hablando sola, por los soldados que la agreden sexualmente).

Lidija Zelovic es, además y muy por encima de todo, una mujer reportera. Como tal, además de todo lo antes dicho, vive un infierno una vez que cae en manos de quienes consideraba compatriotas. Y no tiene reparo en decírselo al mundo, porque es justamente con las mujeres que las guerras se ensañan siempre. Al respecto, como señala Violeta Barrientos, opta por una narrativa femenina y hace un relato no desde los hechos sino desde las emociones. Destaco la escena en que, luego de contar la agresión de la que fue víctima, la vemos conversando con su madre en el jardín de su casa; la mamá le pinta el cabello mientras Lidija trata de decir algo con la voz partida y lágrimas en los ojos. Pero también la vemos, antes y después, en imágenes de archivo patinando durante su infancia en Sarajevo, jugando con sus amigos, vestida para ir a las discotecas y, en fin, llevando una vida normal interrumpida por las guerras. Son momentos en que lo real, desde la acepción lacaniana, se hace presente y presumo que no solo en la pantalla sino también en los espectadores, a quienes afecta tal vez no cada secuencia por separado sino la sumatoria de todas ellas.


La guerra como objeto enunciado

La historia de la disolución de Yugoslavia es compleja en extremo y no da para explicarla aquí; solo señalaré que el proceso de su desaparición implicó guerras exacerbadas por cuestiones étnicas vinculadas a las religiosas. En una lectura que lleva a las comunidades imaginadas de Anderson al paroxismo, serbios, croatas y bosnios construyeron identidades y hasta repúblicas en territorios diversos; de tal forma, tuvimos desde una República Serbia de Bosnia y Herzegovina (muy aparte de la República de Serbia) hasta una Comunidad Croata de Herzeg-Bosnia y sus equivalentes en territorios croatas y serbios. Como algunas de sus más tristemente célebres consecuencias tenemos el Genocidio de Srebrenica y el Sitio de Sarajevo, por nombrar unas pocas atrocidades perpetradas en aquellos territorios contra objetivos civiles.

Zelovic abre su documental exponiendo sus dudas. ¿Cómo ha de abordar una guerra, esta guerra que la toca tan personalmente? Más o menos se hace las mismas preguntas que Silvio Rodríguez canta en “Playa Girón”. Opta por un inicio lúdico, con el “Waterloo” de ABBA como tema de apertura. Sabemos que esta canción, ganadora del Eurovisión en 1974, fue duramente criticada por comparar una catástrofe bélica con un “faling in love”. ¿Acaso esa es la representación que debe hacerse de una guerra, distante, frívola y enajenada desde cualquier perspectiva?

La directora y protagonista también duda sobre qué tratar en su documental: ¿Es la historia de una pérdida? ¿Es la historia de una guerra? ¿Es la historia de tres generaciones de una misma familia y su relación con una identidad que ya no existe? Como sea, su visión de las guerras de Yugoslavia tiene, lo reconoce, una distancia que poco le sirve para representársela y representárnosla. Ella ha pasado gran parte de su vida en los Países Bajos y regresa a su ciudad natal como periodista de guerra de la BBC, es decir casi como observadora.

Justo por eso apela a las personas. No le sirve contar una historia que siempre será la historia de los ganadores. Hablará de, desde y con los seres humanos: los desplazados, los ganadores, los perdedores, las víctimas y los verdugos; si pudiese, hablaría con los muertos. Y eso es lo que se nos muestra: una sucesión de personas antes que personajes, hablando de sus experiencias pero siendo desnudados por la cámara (por ejemplo su primo Zelkjo, el francotirador, nos dice que jamás le disparó a un civil pero en una secuencia en la cual nunca mira a la cámara y se deshace en tics nerviosos).

Como mencionó Portales en algún momento, Zelovic opta no por ser la documentalista-mosca-en-la-pared sino la documentalista-avispa-que-picotea-a-todo-el-mundo. Le planta cara a todos, incluso a ella misma, para tratar de entender qué significa la guerra para cada persona y en cada colectivo.

Muy lejos no llega en esa empresa, y parece que tampoco fue su intención. Su “propia guerra íntima” es su lugar de enunciación como descendiente de serbios, como mujer, como madre y como hija que no entiende cómo nadie a su alrededor es capaz de mirar más allá de las heridas, desde la plataforma sanadora de la gran patria. No entiende que ya no tiene país, no se siente cómoda con esa ausencia de identidad pero, antes de llorarla, la problematiza. Acaso toda esta gente que se autoproclama bosnia, croata o serbia… ¿no se da cuenta que tales identidades son también un capricho antes que una realidad objetiva, y que no tienen sustento así como nunca lo tuvo Yugoslavia?



El documental como vehículo de expresión

“La guerra está en todos lados”, dice alguien en algún momento de la película, picoteado por la avispa Zelovic. El amigo serbio le dice que no tiene interés alguno en contar su versión de la historia, pues nadie le creerá, y que mejor le haga un documental sobre sus plantas, tras lo cual la deja hablando sola, incómodamente sentada frente a una mesa –un plano que dura varios minutos y que es tenso por su inamovilidad-. Ya dijimos que casi la atropellan cuando se presentó como yugoslava a los espectadores. Los primeros planos de su rostro muestran respuestas viscerales a cada estímulo. Durante la incursión a su antigua casa vemos ahora un departamento en ruinas y con nuevos propietarios. Las conversaciones con su familia sobre los crímenes de guerra de su abuelo no llegan a ningún lado; son crímenes que ella misma se niega en un intento por reescribirse la (su) historia. Vemos también la vitalidad de las personas haciendo (ejercicios, por ejemplo, o bailando en coreografías o, simplemente, huyendo de las balas) contrapuesta a la estaticidad de los muertos (“tal vez en este momento yo esté pisando los restos de mi hijo, pues nunca supe dónde está enterrado”,  nos dice una mujer). Y entendemos al reportero como un nuevo "bando enemigo" desde el punto de vista de los ejércitos y los civiles; el documental es un vehículo incómodo que muestra una realidad que, por terrible, es preferible negarla.

Zelovic opta por trabajar con oposiciones, pero antes que “binarizarlas” las triangula. Por ejemplo, cuando enfrenta vida con muerte opta por mostrar un tercer elemento, casi siempre el plano panorámico del paisaje, árboles y bosque: es decir la tierra (¿el país?) como catalizador de este conflicto puntual. Evita en todo momento caer en dicotomías como la manida /buenos/ versus /malos/: todo tiene un tercer punto de vista –incluso más de tres-. Así, la guerra y la paz encuentran su tercer elemento en la conciencia de Zelovic, que ni está en paz consigo ni deja fluir la guerra, es decir el odio, en ella pues no tiene un bando desde el cual performarlos; simplemente está buscando dónde lanzar el ancla, dónde encontrarse a sí misma pero en territorios neutros de pasiones.

El lenguaje cinematográfico de “My Own Private War” es frenético: pantallas divididas, saltos de tiempo, insertos de VHS, fotografías desenfocadas, cámara en mano completamente sucia, calidad de imagen pobrísima –con toda la intención-… Con todo, se permite licencias poéticas como la caída de las hojas en otoño que abren y cierran la película, la belleza de la nieve y las escenas en que juega con su hijo.

La opción de la directora es convertirse en instancia enunciadora y enunciataria a la vez: porque las guerras no pueden ser cuentos históricos, una sucesión de hechos narrados en tercera persona con pretendida objetividad. Las guerras matan personas, desplazan, violan, destruyen hogares, exterminan comunidades y aniquilan países; y si no es desde las emociones, ¿cómo dar cuenta del horror, del miedo, del rencor y de la confusión?


El cine de Europa del Este responde a una realidad que está casi en el ADN de sus realizadores. Porque todos, sin excepción, fueron víctimas o victimarios. Es obvio que queda ahí una lección que debemos aprender en relación con nuestro  propio conflicto armado, con nuestras propias tensiones étnicas y con las formas en que nos acercamos a ellas para representarlas. Mientras sigamos viendo las contradicciones peruanas desde los puntos de vista Lombardi, Toronja o Calero (y lo que es peor, aplaudiéndolos con complicidad) no conseguiremos ni distinguir nuestras heridas ni, mucho menos, curarlas.

miércoles, 17 de mayo de 2017

La última tarde que pasé contigo

Como tengo vocación de water party, he esperado a que la saquen de cartelera para opinar. Luego de ver “La última tarde” (Perú, 2017), más que por convicción por presión de amigos cercanos, quienes decían que era buenísima, quedé muy poco convencido de que esta película haya sido un quiebre del Toronja State of Mind. Más allá de la forma de narrar, quiero decir, me parece una peligrosa naturalización de la desmemoria y del arte al servicio del “baño en el estatus”, esa idea que Geertz rescata de Goffman, y que nunca pasa de moda (lamentablemente).

En primer lugar, para ser una película basada en diálogos, hay demasiada “incidentalidad” en la puesta en escena. Se me viene a la mente la turca “Sueño de invierno” (Kış Uykusu, 2014), de Nuri Bilge Ceylan, que duraba tres horas y pico y en la que no pasaba  nada más que diálogos, pero estos hacían avanzar la historia como una locomotora desbocada porque todo, absolutamente todo, desde el color de la taza de café hasta el zapato desamarrado del antagonista, estaba al servicio de la historia. Y claro, el guión era a prueba de bombas nucleares.

Hacen lo que pueden con un guion flojísimo.

En segundo lugar, es verdad que se trata de un acercamiento desapasionado a los protagonistas del conflicto armado. Pero tal vez demasiado desapasionado, porque estoy seguro que si cambiaban en la historia el haber pertenecido al MRTA y lo reemplazaban por haber sido vendedores de Fuxion, no afectaba nada de lo que efectivamente muestra la película. Ambos actores son geniales pero no pueden inventarse lo que no saben o no tienen. Lucho Cáceres hace lo que puede con un personaje más plano que su peinado, y Katerina D'Onofrio hace milagros con el texto que le dieron: uno al final se la cree. También es mérito de la dirección de actores, dígase de paso. Pero lo que está flojísimo es el guion.

Un hombre de pueblo se casa con una pituca. Ese leit motiv mueve montañas desde Pinglo hasta Tongo, y no deja de ser una aproximación machista y poco feliz. ¿Y si el pituco hubiese sido él? No, demasiado rompe esquemas, nadie podría tragarse eso. ¿A nadie le jodió la obvia naturalización de los roles de género en la historia? ¿Qué cambiaba si ella no hubiese abortado? ¿Qué cambiaba si ella no hubiese traicionado a nadie? ¿No se dan cuenta que la cinta fluye y convence a la mayoría, porque muestra lo que quieren ver? Amigas feministas y amigos sociólogos, ¡esto es un mansplaining con variantes de violencia epistémica a la cara!

En tercer lugar, no por eso menos importante, me llama la atención que los académicos que conozco y respeto, le revienten tanto cohete a una historia que aborda el conflicto armado de forma tan superficial. Nada, absolutamente nada la hace específica de Perú. Podían estar hablando de la guerra en Siria caminando por las calles de París, o con un par de ajustaditas podrían ser Panteras Negras caminando por Nueva York. O, qué sé yo, ser sobrevivientes del Armagedón. En la línea más consecuente del senderismo duro: es un relato ahistórico y acultural. Y eso, señores y señoras y señorxs, ¡ES PELIGROSO!

Claro, se vende como un producto no comercial y por eso debe haber gustado a la fuerza. Como tiene una empaquetadura  más o menos culturosa, seriona, a diferencia de las películas abiertamente comerciales que se vienen produciendo y estrenando en nuestro país, la gente se tragó el cuento. Es como si a Paulo Coelho lo vistieran con un tuxedo y lo pusieran a hablar de psicomagia en una chocolatada navideña pro niños de x y z albergue. Así de agresiva veo la cosa.

Me resulta mucho más orgánica la estupidez desmemoriada de “Avenida Larco” o de “Asu mare” que la sucesión de poses sin sentido de “La última tarde”. ¡Y eso que el guion ganó no sé cuántos premios!

Y ya, para acabar, en cuarto lugar “La última tarde” no deja de ser una aproximación vertical dizque académica y open mind a nuestro pasado más doloroso. Más light que el disco Chill Out de Bossa & Rolling Stones. Por eso mismo, antes que un aporte a la memoria colectiva resulta una ofensa para las víctimas del conflicto. E, insisto, eso es peligroso.

(Mención aparte: ¿no se les ha ocurrido problematizar el perfil fenotípico de los actores peruanos?)

Julio Andrade tiene razón: hay quienes se la llevan fácil. Sobre todo si saben cuál es la pose que convence a la mayoría.

Exposición: Proyecto Archivo - martes 23 de mayo

La Sala Luis Miró Quesada Garland ha producido más de 400 exposiciones de arte con énfasis en arte contemporáneo en un periodo de 33 años. Desde su fundación, ha venido recopilando documentación relacionada a estas exposiciones, así como de otras actividades para la difusión de las artes.



La exposición "Proyecto Archivo" busca dar a conocer la documentación relacionada a estas exposiciones en una linea de tiempo y proponer la creación del primer "Archivo de Artes Visuales Miraflores" en colaboración con la comunidad. Se busca así que estos documentos, que constituyen un valioso acervo cultural, sean un aporte a la lectura e interpretación de la historia del arte contemporáneo en Perú.

Va del Martes 23 de mayo al 15 de junio. Más información aquí.

De Adaneva a Inkarri, pasando por Lévi-Strauss

De Adaneva a InkarríDe Adaneva a Inkarrí by Alejadro Ortiz Rescaniere
My rating: 4 of 5 stars

Este libro tiene un objetivo bastante ambicioso: explicar el Perú a partir de un análisis estructuralista de diversos mitos que van, como el título de la obra indica, de Adaneva a Inkarrí. Para esto, señala dos objetivos específicos: 1) demostrar que la oralidad es tan válida como la escritura y que tiene su propia especificidad cognitivo filosófica, y 2) demostrar que las visiones del mundo de los indígenas y del mundo occidental contemporáneo no son tan diferentes (y que, por lo tanto y por poner un ejemplo antojadizo, el desarrollo a la occidental nos es viable, porque parten de nociones similares).

Y, digamos, hasta cierto punto lo logra. Contextualicemos: se trata de un libro escrito en 1972, y que recoge con un rochoso retraso el Levi-Straussismo metodológico que le sirve de bisturí para analizar los mitos. Advertidos así, y pasando por alto que algunos —varios— elementos se meten en la estructura mayor mitológica casi con un calzador, las explicaciones sobre la pobreza, la división social y el estado de la cultura indígena encuentran su explicación en la visión que los mitos analizados explican.

Y claro, la esperanza ante esta realidad desoladora viene en forma de mesianismo, pues queda claro que no hay forma de revertir las inequidades y las injusticias salvo por intervención divina, pero la de los dioses buenos, no del Dios cristiano que más bien trabaja para el enemigo —y es un enemigo en sí—.

De paso, el autor nos demuestra que no hay mucha diferencia entre el planteamiento teórico científico y el de la lógica "primitiva", y este punto es importante porque, nos dice, es la base de un tipo de violencia —¿epistémica?— que profundiza las diferencias: imperialismo puro. Y más que fijarse en las diferencias, busca las equivalencias; la más evidente es aquella que relaciona la solución violenta y cataclísmica brindada por los mitos andinos a cómo corregir el mundo, con los planteamientos revolucionarios de la dialéctica marxista. Porque los binarismos oposicionales están servidos en el imaginario indígena, y es por ellos que toda la teoría analítica y la metodología estructuralista le queda que ni pintada al autor.

Es evidente que el libro puede resultar denso para quien no está metido en el quehacer antropológico. Pero la belleza de los mitos narrados (en idioma original y con su respectiva traducción al español) podrían hacerlo merecedor de una lectura por parte de escolares y hasta de quienes solo busquen un buen libro para pasar el rato. Entretiene y ayuda a repensar el "problema del Perú" no como un desencuentro cultural sino como una imposición injusta y cínica de la que, Wiracocha de por medio, lograremos salir algún día no muy lejano. Así sea.


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Remember Vicus Project

Memorias de la Comunidad de Vicos: Así recordamos con alegríaMemorias de la Comunidad de Vicos: Así recordamos con alegría by Comunidad Campesina de Vicos
My rating: 4 of 5 stars

El proyecto Memoria Viva, iniciado en 2003, indagó sobre uno de los programas más importantes de la antropología peruana: el Proyecto Perú-Cornell (1952 a 1962, con alcances hasta 1966). Cómo se sabe, este fue consecuencia de las estrategias geopolíticas de EEUU, implementadas para no perder terreno en América Latina durante la posguerra y la inminencia de movimientos revolucionarios.

Memoria Viva se acerca a los actuales ciudadanos de Vicos llevándoles material audiovisual y escrito, con el fin de que ellos y ellas reconstruyan el pasado a partir de los registros. Los ítems abordados son los orígenes, el cambio generado por el Perú-Cornell, identidad, fauna y flora, idiomas, educación, trabajo en chacra, autoridades, costumbres, rituales, culinaria, salud, vestimenta, construcciones, caminos, etc. Cada capítulo aborda uno de estos temas y, se entiende, los plantea como indicadores étnicos e identitarios.

Lo primero que llama la atención es por qué tenemos la necesidad de hacer un libro (a pedido de los vicosinos) para mantener la memoria y poder transmitir la historia. No es por pecar de idealistas, pero la pregunta clave aquí sería: ¿en qué momento la oralidad dejó de ser efectiva? ¿Acaso la hispanización implica la pérdida de la potencial memoria construida sobre la base de la transmisión oral? ¿Acaso otra consecuencia (no consciente) del paso del Perú-Cornell fue el desarraigo de ciertas tradiciones de base?

Por otro lado, y sobre la base de lo expuesto, llama la atención que los diversos testimonios no solo no coincidan sino que se contradigan respecto de cosas tan poco relativas como la evolución de las actividades agropecuarias, el cambio educativo y cuestiones de salud. Lo cual, al ser este un libro escrito por una comunidad y a partir de sus recuerdos, puede tomarse como una especificidad del experimento y no como una imprecisión académica metodológica.

Sin ánimo de ahondar en lo que este libro profundiza, queda claro que a Vicos le cambió la vida el Proyecto Perú-Cornell —para bien y para mal—. No solo lo condicionó a recibir de manera muy particular la Reforma Agraria Velasquista, por poner un ejemplo, sino que también sirvió para marcar una identidad diferenciada ante coyunturas como los cambios de gobiernos, el terremoto de 1970, el advenimiento de las nuevas tecnologías y los ensayos en reforma educativa.

En general, es difícil que este libro sea entendido por los no-investigadores sin conocimiento previo de lo que fue Perú-Cornell y del contexto sociopolítico de la época, además de la necesidad de tener un bagaje mínimo de lo que fue la evolución de la antropología y la sociología peruanas. Sin embargo, como ejercicio de construcción de memoria, visto entre barras de valor absoluto y acompañado de un esfuerzo por desacademizar y deseuropeizar nuestra visión de lo que debe ser un libro pretendidamente histórico, el texto es un aporte interesante. Deja claro qué sucedió antes y después del Proyecto, y cuáles fueron las consecuencias a largo plazo, principalmente en el ámbito cultural, pues lo que empezó como un intento de reestructuración socioeconómica devino en un acto de aculturamiento intencionado, apenas salvado por la voluntad de Vicos en pleno por no perder sus raíces (pues cambiar no implica olvidar, y nada cambia tan radicalmente como para dejar atrás sus orígenes).

Este libro es un buen ejemplo de cómo se muestra y cómo se debe abordar la construcción de la memoria en este tipo de situaciones. La memoria relacionada con crímenes de Estado es otro cantar y necesita una metodología diferente, así como resultados mucho más exactos. En todo caso, según me parece, se trata de un híbrido interesante entre historia y libre oralidad que va de la libertad a la imprecisión, del testimonio a la opinión y de lo histórico a lo mítico sin precisarnos cuándo es que ancla en dónde.


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Caníbales todos: sobre la violencia en el Perú

El Caníbal Es El Otro: Violencia Y Cultura En El Perú ContemporáneoEl Caníbal Es El Otro: Violencia Y Cultura En El Perú Contemporáneo by Victor Vich
My rating: 5 of 5 stars

Una interesante aproximación desde múltiples frentes al tema de la violencia en el Perú, especialmente de aquella que se perpetra desde la cuestión de la etnia o, digámoslo de una vez, de la raza. Son tres ensayos y cuatro los puntos de vista sobre el sufrimiento de la violencia: el de una militante senderista cuya identidad desconocemos más allá de un supuesto seudónimo, el de unos campesinos que sufrieron un atentado por parte de Sendero Luminoso, el de una persona que fue víctima de los abusos de las Fuerzas Armadas durante su infancia en plena guerra interna, y una crítica con todo y patada en el suelo a Lituma en los andes, la novela de Mario Vargas Llosa, en la que se analiza la violencia académica.

El autor plantea una hipótesis que no es nueva: la violencia no es solo física, también es simbólica y cuando es ambas a la vez -física y simbólica- se vuelve real en términos lacanianos. Este ejercicio de la violencia se da de las siguientes maneras:

1) En el primer ensayo, se aborda la expropiación de la identidad personal para beneficiar a un partido que canaliza el beneficio en el líder. En ese sentido, el culto al caudillo tuvo matices religiosos en la época de apogeo de Sendero Luminoso, con el agregado de haber sido siempre una violencia machista (expropiadora de la identidad de género, para mayores señas, ver páginas 44-45) y completamente aculturada y ahistórica (expropiadora de la identidad cultural). Es en esta suerte de lobotomía masiva que el terrorismo violentó a sus propios militantes. Aquí la concepción de /violencia/ se acerca bastante a los análisis de Hannah Arendt en Sobre la violencia.

2) En el segundo ensayo se analiza la violencia bruta y achorada tanto de Sendero Luminoso como de las Fuerzas Armadas sobre un grupo de campesinos. La primera parte narra el ataque de SL sobre los trabajadores de una fábrica, aunque la matanza perpetrada no fue sobre las personas sino sobre el ganado; la sanguinaria revuelta fue detenida a la mitad por causa del llanto de las mujeres que descuadró a los senderistas (la explicación, en la página 55). Esta historia está contada por Nicanor, uno de los militantes de SL que tomó parte en esta acción, y se centra en los aspectos más simbólicos de la violencia: lo que se "mata" o se "ataca" es aquello que parece ser una extensión del enemigo, y se le debe destruir incluso si esa "extensión" es un ser humano. La segunda parte cuenta la historia de Juan, quien era un niño cuando las Fuerzas Armadas masacraron a su familia como parte de lo que fuera una política de Estado durante la dictadura de Alberto Fujimori: al no tener la inteligencia suficiente para saber quién es senderista y quién no, el ejército mataba por igual a hombres, mujeres, menores de edad y personas de la tercera edad. Además de matarlos, el Estado daba licencia para torturar de las peores formas imaginables.

3) El tercer ensayo es un ensañamiento contra la novela Lituma en los andes. Claro, quienes la hemos leído sabemos que Vich tiene todos los motivos del universo para darle con palo, y que no hay defensa posible de semejante bodrio conservador -solo que está muy bien escrita y se deja leer a pesar del lamentable contenido-. MVLL no solo caricaturiza, según Vich, al ciudadano andino, sino que lo señala como un salvaje violento e irreductible, un ser del cual el enunciador marca sus diferencias, colocándose muy por encima. Y con MVLL, se hace extensivo el ejercicio del poder por parte del enunciador literato, académico y político, sobre el enunciatario, ese "otro" andino.

El caníbal es otro es un libro muy lúcido, que tal vez genere rechazo en las mentes más estrechas de nuestro país, pero que se hace indispensable si es que queremos comprender un poco más sobre la génesis de la violencia en el Perú.

El libro puede ser conseguido en el IEP, en su más reciente reedición (que no tiene ni un mes):
http://iep.org.pe/fondo-editorial/tie...


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viernes, 28 de abril de 2017

Morir de amor: un libro sobre el feminicidio

Morir de amor: Un reportaje sobre el feminicidio en el PerúMorir de amor: Un reportaje sobre el feminicidio en el Perú by Teresina Muñoz-Nájar
My rating: 3 of 5 stars

El feminicidio está de moda para bien y para mal. Para bien porque pone el tema en agenda y lo visibiliza en medios a tal punto que es casi imposible, a estas alturas que alguien no sepa del tema y no tenga una opinión al respecto (estemos de acuerdo con ella o no).

En este marco de tendencias positivas encontramos “Morir de amor”, de Teresina Muñoz-Nájar; libro corto, contundente y en extremo didáctico sobre el tema. Entrega las definiciones fundamentales, brinda teorías, conceptos y estadísticas (sobre la perpetración y sus motivaciones, tanto en Perú como en América Latina), muestra los perfiles psicológicos de los delincuentes, dibuja marcos teóricos afines (como aquel del ciclo de la violencia, p. 29), se empapa sin miedo en la polémica (“no todos los hombres que matan a una mujer son feminicidas”, p. 32; “el feminicidio es un crimen de Estado”, p. 49) e incluye las estratagemas legales con que los asesinos reducen sus condenas (la bendita “terminación anticipada”). También nos dice que la problemática no va a menguar con condenas más severas sin una estrategia de base educativa centrada en el cambio de comportamiento de los hombres.

Así las cosas, el tono del libro mantiene una indignación transversal con la que no se puede estar más de acuerdo, la cual lleva al lector a picos de impotencia cuando lee y se entera, por ejemplo, que la mayoría de los feminicidas reducen sus penas de (aproximadamente) 30 años a (aproximadamente) menos de la mitad porque 1) son muy bien asesorados (¿qué abogado en su sano juicio puede asesorar a un feminicida, por las llagas de Jesucristo?); 2) este asesoramiento se sirve de todos y cada uno de las carencias y los problemas administrativos de la ruta de denuncia y de justicia; 3) al Estado le importa tres pitos las salud de las mujeres (“Los perros, los gatos y los animalitos gozan de mayor protección legal que nosotras”, p. 137);y 4) no falta el feminicida que tiene un amigo o pariente en la policía, el cual le ayuda a escaparse (como sería el caso del Brigadier Choque Cañahuire con Joseph Estrada Medrano, p. 73) o a demorar el juicio para que aplique lo de la “terminación anticipada”.

Con todo eso, “Morir de amor” es un libro que despunta entre toda la producción de artículos, ensayos, opiniones y programas televisivos que abordan el feminicidio. En medio de la cresta de la ola, se muestra como una obra importante y que no solo merece sino que debe ser revisada y tomada en cuenta. Es bueno, pero no tanto…

El primer párrafo de esta reseña señala que se habla de feminicidio “para bien y para mal”. Ahora mencionaré algunas cosas que me parecen negativas en general sobre este abordaje masivo del asunto, y que el libro de Muñoz-Nájar trae a colación.

Primero: el tema del enunciador. Desde las primeras páginas, la autora nos deja clarísimo que el tema le tocó directamente porque quien fue asesinada trabajaba en su casa (presumo, corriendo todos los riesgos del caso, como empleada doméstica), y no escatima en recordarnos reiteradas veces que el asesino de Simona huyó llevándose el manojo de llaves de la casa de su hermana. Aquí hay un trazado evidente de línea divisoria entre un “nosotras” y un “las otras”, así como posteriormente describe la movilización de la que fue capaz su familia (y contactos cercanos bien posicionados) para que su hermana no corra mayores riesgos. Segundo: si bien figura el testimonio de las familiares de las víctimas, lo que abunda (y con toda la intención) es el testimonio de los expertos, más específicamente de las expertas, convirtiendo este libro en un ejemplo que Spivak podría citar de lo más bien a la hora de afirmar que no todas las mujeres corren los mismos riesgos ni son víctimas de las mismas inequidades. En “Morir de amor” todas las víctimas (las enunciatarias, aquellas de las que se dice algo) tienen un mismo perfil: son mujeres ubicadas sociocultural y económica muy por debajo de las enunciadoras. Y estas últimas son directoras de ONG, abogadas, operadoras de justicias y, cómo no, las organizadoras de la marcha “Ni una menos”. Tampoco faltan los especialistas hombres, pero por lo menos a mí, este detalle sí me hace tremendo ruido; es como un “mansplaining” pero de mujeres letradas, ¿blancas?, con buenos ingresos y con una posición social bastante más holgada que las víctimas y sus familiares.

Mención aparte merecen los prejuicios que se cuelan entre líneas: los diminutivos paternalistas con los que describe la fisionomía de las víctimas (por su procedencia, claro está), la constante mención a que ellas eran hijas o madres de alguien (¿no hay una forma de decirnos que estas mujeres eran valiosas por sí mismas y no por el tipo de relaciones que tenían?), la calificación del sexo anal como un acto “contranatura” (p. 102) y la a veces reiterada búsqueda de protagonismo de la autora, innecesario toda vez que es la enunciadora principal.

Bueno… ella puede hacer su libro como quiere, pero recordemos que las víctimas de feminicidio no mueren “de amor” sino de odio. De odio misógino y machista, estructural. Y también mueren porque en esa telaraña estructural de discriminación también participan el racismo, el clasismo y la conveniente ubicación de cada quien en su lugar. Tal vez faltó la mirada antropológica en este conjunto de reportajes, además de una presencia mucho mayor de los testimonios de las mujeres que se relacionaron con las víctimas. Y el cable a tierra sociocultural.


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El Señor de Luren de Ica y su Santuario

El Señor de Luren de Ica y su SantuarioEl Señor de Luren de Ica y su Santuario by Cesar Sanchez Baiocchi
My rating: 3 of 5 stars

Un libro esencialmente visual cuyas imágenes muestran la devoción de los fieles iqueños del Cristo que de ha convertido prácticamente en un símbolo cultural de Ica. Sin embargo el texto, además de acompañar con narraciones la relación entre los devotos y el icono religioso, aprovecha en denunciar la manipulación de la jerarquía católica (principalmente limeña) al tomar la decisión de reconstruir el santuario que acoge al Señor de Luren, una iglesia que según los lugareños debería ser fiel reflejo de la construcción original —y que fue destruida por el terremoto de Pisco en 2007— y que las élites pretenden modificar según parámetros arquitectónicos vanguardistas. ¿Por qué la jerarquía católica, liderada por la ultraderecha del Opus Dei, es tan conservadora y decimonónica cuando se habla de derechos humanos y, sin embargo, se opone a los deseos más tradicionales del pueblo en casos como este?

Si bien no se trata de una investigación periodística, sí se trata de una denuncia realizada por un puñado de miembros de la Hermandad de Devotos del Señor de Luren, en particular del Hermano Protector César Sánchez Baiocchi, quien además de redactar gran parte del texto, asumió la producción de esta ambiciosa publicación.

Vale como un testimonio textual y visual de la fe del pueblo iqueño, como una denuncia de las contradicciones que suelen darse entre la jerarquía eclesiástica y los fieles de a pie —a quienes, paradójicamente, la jerarquía debería servir—, y como una semblanza del desarrollo y posicionamiento de este Cristo, desde la llegada de la imagen desde Europa hasta la actualidad, pasando por la destrucción de su iglesia en 2007 y por el incendio que destruyó la imagen en las primeras décadas del siglo XX. Si pasamos por alto las menciones reiteradas a personas que históricamente no son relevantes más allá de la Hermandad, aquí encontraremos historia, política y muchísima fe.


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jueves, 27 de abril de 2017

La comunicación de gobierno bajo la lupa: 18 expertos de 9 países presentarán sus aportes en Lima

(Fuente: Universidad de Lima).- Cada cierto tiempo, muchos políticos culpan a los medios de comunicación respecto a la desaprobación de su gestión. “Nuestro error fue que no supimos comunicar lo que deseamos realizar”, es una de las excusas más recurrentes de aquellos que nos representan en las diferentes instancias de gobierno.

A fin de analizar este “cortocircuito comunicacional” entre la prensa y las redes sociales con el poder político, la Cátedra UNESCO de Comunicación y Cultura de Paz, que dirige la Facultad de Comunicación de la Universidad de Lima, junto al Grupo de Trabajo y Medios de la Asociación Latinoamericana de Investigadores en Comunicación (ALAIC), están organizando el Seminario Internacional “De la Crisis del Estado a un estado de crisis permanente: Retos de la comunicación de gobierno”, que se realizará los días 2 y 3 de mayo en el auditorio Central de la Universidad de Lima.

En dicho evento –que está dirigido a funcionarios de ministerios y oficinas públicas, periodistas, analistas políticos, asesores de imagen, profesionales de la comunicación relacionados con la gestión pública y estudiantes de Ciencia Política y Comunicación– participarán catorce especialistas provenientes de Argentina, Brasil. Bolivia, Colombia, Ecuador, España, México, Uruguay y cuatro expertos peruanos.

El primer día del Seminario, en jornadas que van de 3.00 p.m. a 8.00 pm, comenzará con la exposición del académico uruguayo Matías Ponce, profesor-investigador de la Universidad Católica de Uruguay y autor de diversos artículos académicos sobre estrategias de comunicación de gobierno. En la mesa inaugural se tratará sobre el papel de la prensa en la cobertura de crisis. El segundo conversatorio abarcará el tema de cómo las redes sociales desempeñan un rol protagónico en los problemas que enfrenta un gobierno, ya sea como caja de resonancia de la crisis o como una nueva forma de activismo político.

El último día del seminario se iniciará con la conferencia magistral del especialista argentino Mario Riorda, ex decano de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Católica de Córdoba y autor de una decena de publicaciones académicas sobre comunicación gubernamental en América Latina. Inmediatamente después se presentará el tercer módulo de ponentes, en el que se abordará el tema del agotamiento y la aparición de nuevas narrativas y retóricas gubernamentales en el campo de la comunicación de gobierno.

Para el cierre, la cuarta mesa se centrará acerca de cómo la existencia de problemas de comunicación activa los problemas sociales y se revisarán las estrategias exitosas en la prevención de conflictos en dicho campo. Mayores informes aquí o en la Unidad de Eventos de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Lima: teléfono 4376767 anexos 35501, 35505 y 35510.


jueves, 20 de abril de 2017

Esculturas de Pablo Atchugarry en Lima

El viernes 21 de abril, la Galería de Arte Enlace Arte Contemporáneo (Av. Camino Real 1123, Lima) inaugurará la exposición individual de esculturas “Memoria Precolombina”, del artista uruguayo Pablo Atchugarry (Montevideo, 1954). Esta será la primera presentación individual en Lima de uno de los escultores más importantes y con mayor cantidad de obras públicas monumentales alrededor del mundo.



La muestra podrá ser visitada hasta el día 9 de Junio, de lunes a sábados de 11.00 am a 8:00 pm; la entrada es libre y gratuita. Está conformada por diez esculturas de mediano formato, trabajadas en Bronce, mármol Carrara, mármol rosa de Portugal y mármol gris Berdiglio.

“La historia de la escultura de Atchugarry nace toda aquí, en formas que se elevan hacia el cielo, comprendiendo y dialogando con el espacio ambiental -real, no descrito-, de reminiscencias naturales y de simplificaciones estructurales, en la búsqueda de una esencia que el componente referencial no anula, pero despoja de connotaciones descriptivas. La naturaleza permanece como uno de los registros principales del «hacer» del artista, nunca, sin embargo, es naturalista. Y entonces sí, se puede creer en la presencia de un «primitivismo»…, a un diálogo con referentes primarios, constitutivamente no comprometidos con el motivo. (…), «a pesar de que la obra surja de la devastación de un bloque de piedra, siempre se destaca el pliegue, como si se hubiera iniciado de una materia que luego se ha replegado y entrelazado»” Luciano Caramel, curador, La escultura como arte de símbolos para la comunidad»

Las obras de Pablo Atchugarry se han exhibido en los siguientes museos e instituciones públicas: Museo Nacional de Artes Visuales, Montevideo; Museo del Parco, Portofino (Italia); Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires; Galleria d’Arte Moderna Raccolta Lercaro, Bolonia; Colección de la Provincia di Milano, Palazzo Isimbardi, Milán; Colección de la Provincia di Lecco, Lecco ; Fundació Fran Daurel, Barcelon; Museo Groeninge, Brujas -Bélgica; Museu Coleção Berardo, Lisboa; Pérez Art Museum, Miami; The Patricia & Phillip Frost Art Museum, Miami; Chrysler Museum of Art, Norfolk; Museu Brasilero da Escultura, São Paulo.

Actualmente Atchugarry vive y trabaja entre Lecco, Italia y Manantiales Uruguay, donde ocupa parte de su tiempo en el desarrollo de la Fundación Pablo Atchugarry, el Parque Internacional de Esculturas Monumentales y la enseñanza y divulgación del arte.


Shiny Happy People

Demasiada felicidadDemasiada felicidad by Alice Munro
My rating: 5 of 5 stars

Una serie de relatos agridulces, y no necesariamente verosímiles, que conectan con el lector no por los hechos que narran sino por las sensaciones que transmiten. Y a pesar de ser todos desoladoramente depresivos por ratos, se las arreglan para mostrar la luz al final del túnel (luz que no forma parte de la trama ni del tema sino de las conclusiones del lector).

Creo que el principal logro de Munro con este libro de cuentos breves es hacer que uno simpatice con todos los personajes: con la madre que perdió a sus hijos en manos de un esposo asesino y de paso con el asesino, con la universitaria que es obligada a desnudarse pero también con quien la obliga a hacerlo, con la mujer que quiere saldar cuentas con la hija de la tipa que le robó al esposo, con la madre que tiene un hijo hippie y con el hippie en sí —que sería despreciable en la pluma de otro narrador—, con el asesino de radicales libres y con la anciana víctima, con el muchacho deforme y su sobreprotectora madre y su padre despreciativo, con un agonizante machista y su entorno de mujeres desesperadas por mantenerlo con vida, con las niñas asesinas de otra niña con discapacidad, con los avaros protagonistas del relato sobre la tala de árboles y, claro, con el desfile de personajes rusos del cuento que da título al libro.

Los relatos de Munro tienen en común que parten del punto de vista de las mujeres, y de ahí continúan narrando antes que hechos o sucesos, sensibilidades más femeninas que masculinas. Es como una especie de feminismo terrorista, subversivo, que no te explica las cosas en la cara sino que te las hace vivirlas en el cuerpo de sus personajes. Y esto, a pesar de que no son personajes ejemplares (ni la mismísima Kovalevski lo es) desde un punto de vista formal o socialmente aceptable; pues hay que entender mucho y despojarse de varias capas de aprendizaje para captar la esencia de lo que se nos está transmitiendo: esa mezcla de orgullo con resignación que implica ser mujeres en un mundo machista.

Lo que menos hay en estos cuentos es felicidad. No la tradicional, al menos, así que si alguien busca un final feliz con esposos bien allegados e hijos ejemplares, este no es el libro indicado. Colijo que la felicidad a la que alude Munro no tiene que ver con la concreción de planes para los demás sino con la consecución de pequeños logros personales, pero que circundan detalles ínfimos para cualquier persona menos para aquellas que viven en sus historias, y que no dura para siempre sino que se extingue efímera de un párrafo al otro. Y de esa sí hay en exceso en estas páginas.

Para culminar, creo todos y cada uno de estos relatos abordan temas universales (la vida, la muerte, el amor, la pasión, el honor, etc.) pero que en voces femeninas suenan menos grandilocuentes, despojándose de sus anhelos mitológicos, y se concretizan en cuestiones harto cotidianas (como el acosó sexual, la violencia familiar, las postergaciones sociales, etc.).

Los lectores no van a terminar con una sonrisa en los labios ni mucho menos desbordando felicidad después de leer este libro. Es más, probablemente terminen tan deprimidos como yo lo estuve al pasar la última página. Pero lo que sí es seguro, tendrán la sensación de haber pasado por un curso intensivo sobre cómo vivir en un mundo opresivo y, a pesar de todo, no perder las ganas de seguir haciéndolo.

Eso sí, me pregunto qué sentirán las lectoras luego de una travesía por las páginas de "Demasiada felicidad"…


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Fotografía: http://www.redleaf.es

Miradas sobre la antropología peruana

La Antropología en el PerúLa Antropología en el Perú by Humberto Rodriguez Pastor
My rating: 2 of 5 stars

No se dejen engañar por el título, que lo que trae en realidad es una aproximación somera, parcializada y argollera al mango del quehacer antropológico peruano, y que incluso esto último así dicho le queda grande. Podríamos considerar como paliativos que se trata de una publicación del Concytec, que es de 1985 y que al parecer se trata de las ponencias del Primer Congreso Nacional de Investigaciones en Antropología (y ya sabemos cómo son las publicaciones de las ponencias de los congresos realizados en este país).

Pero, precisamente por todo eso, uno esperaría una lectura un poco más comprometida con la realidad (al parecer Sendero Luminoso no aparecía aún como problemática antropológica a considerar ¡en 1985!), siquiera un poco más política, que hay panfletos izquierdistas más interesantes, pero no.

Se rescata, en todo caso, el aporte de César Fonseca, "Estudios antropológicos sobre comunidades campesinas" (pese a que se le puede hacer mil y una objeciones), y bueno… qué diablos, los tres aportes enmarcados en la primera parte del libro, denominada "Historia" (de la antropología peruana, se entiende). Con todo, no habría mayor problema si los datos presentados en esta sección fuesen presentados como una línea de tiempo, pues la profundidad de análisis brilla por su ausencia.

El resto del libro a estas alturas ya está desfasado y superado con creces, al punto que podría recomendarse no leer este libro sino optar por otros ampliamente mejores: empezando por "No hay país más diverso", en sus dos tomos. Eso, si quieren tener un acercamiento histórico y analítico a la antropología peruana. Pero incluso como sucesión de apuntes diacrónicos, estoy seguro que debe haber muchas mejores obras que la que reseño.

En resumen, estamos ante una publicación peruana de los ochentas con alma sesentera y con una miopía generalizada que calza con cualquier producción literaria de principios del siglo XX. No sé para quién podría serle útil, honestamente; tal vez para los colegios donde Gustavo Pons Muzzo siga siendo el papirriqui con guariquiqui de la historia peruana. Más, nada.


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