sábado, 19 de noviembre de 2016

Comprendiendo a (la) (lo) Arendt

Lo que quiero es comprender: sobre mi vida y mi obraLo que quiero es comprender: sobre mi vida y mi obra by Hannah Arendt
My rating: 5 of 5 stars

El libro advierte ser una mirada biográfica, pero con el nombre y una introducción algo desacertada el lector podría sentir cierto resquemor ante una posible aproximación ingenua. Sin embargo, el acercamiento no es indulgente en absoluto. Más bien muestra a una Arendt humana, con yerros, prejuicios, miedos y rencores; de todo esto, lo que se nos queda es la imagen de una mujer consciente de su papel en la historia, y lúcida en extremo ante él, ante ella y la humanidad.

Esta selección está dividida en dos partes: la primera nos planta a la Arendt en tanto intelectual, definiendo y defendiendo sus ideas en cartas (a Scholem, por lo de Eichmann), entrevistas (la más célebre, con Günter Gaus) y conversaciones diversas (en una especie de homenaje que se le hizo en Toronto); la segunda está basada en cartas a los Jaspers y ordenada según diferentes temas a criterio de la editora. Finalmente hay una línea de tiempo y luego viene el plato fuerte: la bibliografía completa y ordenada de TODO lo que publicó Arendt en vida y lo que se publicó de manera póstuma. La edición en castellano (que reseño) incluye, como es obvio, el recuento de todo lo publicado por Arendt y en su nombre en nuestro idioma. El cifrado es útil en extremo para saber qué edición en castellano pertenece a cuál en inglés o alemán (considerando que muchos de sus libros "traducidos" de un idioma al otro por ella misma son casi libros diferentes por la forma en que reescribía sus textos).

Más allá de eso, puede decirse que el libro (y, aparentemente, también la vida de la pensadora alemana) es atravesado por dos cuestiones: por un lado, el problema —filosófico— de la comprensión (pensar, hacer, decir, escribir, entender… amar) como herramienta de aprendizaje, y de la acción política como vehículo de aprehensión. Y claro, su postura (variable a lo largo de su vida) ante todo esto. Lo segundo tiene que ver con su relación consigo misma y con su pertenencia a la comunidad judía (o no), especialmente luego de que Israel se portase con ella de una forma que hacía recordar (según sus propias palabras) los métodos persecutorioa de la Alemania Nazi. Le queda claro, siempre le quedó claro, que toda adhesión a una representación y a una construcción de identidad son falsas… digámosles en todo caso y amablemente: líquidas.

Desde estos "miradores" Arendt se apertrecha cual francotiradora y le dispara a todo lo que se mueve ante sus ojos. Eso sí, la editora se cuidó de evadir cualquier mención a Heidegger, así que morbo no vamos a encontrar aquí. Bromas aparte, hubiese enriquecido el retrato de la Arendt humana con la concesión rosa, pero tampoco era necesaria; quienes abordan este libro están interesados, de hecho, por lo que tiene que decirnos la mujer que piensa y escribe sobre sí misma, sobre lo que hace y sobre lo que cree, y no se necesita un estereotipo de género en esta empresa. Sería anacrónico, además.

La lectura, como sucede con todos los textos de ella, es amable, aunque tal vez un poco densa para quien no tenga los referentes (autores, libros, hechos históricos). La traducción parece decente a excepción de errores tipográficos e imprecisiones evidentes en la bibliografía —nada grave, justamente por ser evidente—. Hablo de la edición de 2010, ignoro si hay posteriores.

En resumen, un buen libro para ordenarse en el universo de Hannah Arend, de las filósofas y de la filosofía occidental europea del siglo XX. No sé si sea igual de útil para alguien que no conozca algo de su vida y obra, pero sí me parece que es necesario para no terminar divagando en los vericuetos de una producción tan abundante como fascinante.


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martes, 15 de noviembre de 2016

Carne fresca para todos

La carne de RenéLa carne de René by Virgilio Piñera
My rating: 5 of 5 stars

Imposible no contextualizar esta novela en la Cuba de Fulgencio Batista (la novela fue publicada en 1952) y también, cual oráculo, en la de Fidel Castro, en cualquiera de sus décadas (aunque con énfasis en los ochenta). Pero además de todo esto, se trata de una novela universal, altamente filosófica, aplicable a cualquier país, sistema de gobierno e identidad (la que sea). René, el protagonista, va de la apatía al pánico, del horror a la contemplación, del sufriimento extremo al placer, sensaciones todas que tienen que ver el descubrimiento de su naturaleza humana: la carne, propiedad principal de su cuerpo. Todo parte de los acosos sádicos de Ramón, su padre, masoquista empedernido que disfruta lacerando su propio cuerpo y mostrándole sus heridas, cual medallas o trofeos, a René, y quien además lidera la revolución por la causa del chocolate (?), por la cual la familia está predestinada a ser mártir. Luego pasará al internado en que le enseñaran a encontrar placer en el miedo al dolor (la parte más 'gore' y fascinante de toda la novela se desarrolla precisamente ahí), regresará a las manos de su padre, descubrirá una nueva veta de sensaciones ligadas a la carne en los brazos de una concupiscente vecina, Dalia Pérez, para finalmente descubrir por sí mismo cuál es el misterio de la carne, la suya y la de los demás.

Más allá de la anécdota, la novela abunda en cuestiones interesantes. Llega, por ejemplo, a describir eróticamente las torturas a las que es sometido René, mientras que por otro lado todo lo relacionado con el placer se nos hace insoportable gracias a los recursos narrativos de Piñera. Aquí hay de todo: desde reflexión profunda sobre el libre albedrío humano (y su necesidad o utilidad, altamente cuestionadas), la incorporación en sociedad, la identidad, la especificidad de las culturas, la predestinación, el sistema + las estructuras + la urgencia por salir de ellos (o no), la decadencia moral, la relatividad de los binarismos (hombre/mujer, viejo/joven, vivo/muerte, sufrimiento/placer, cuerpo/alma) y lo irrelevante que resulta rebelarse a nuestro destino pues, como seres humanos, solo podemos vivir en la humanidad; de lo contrario seríamos bestias o algo más que no está en nuestra naturaleza.

A esta conclusión nos lleva Piñera cuando nos da en la cara con que vivimos en un mundo carnal, pues somos carne, y que la misma solo puede producirnos o bien placer o bien sufrimiento, o bien ambas cosas al mismo tiempo (o bien la una dentro de la otra). Pero nunca accederemos a aislarnos de ellas; en ese sentido, la carne de René (ergo, la de Piñera) se parece mucho a la cultura de Geertz, a la maraña de significados fuera de la cual nuestra vida no tiene sentido literalmente hablando. El placer, incluso, es solo un medio para arribar al sufrimiento y es el dolor el fin en sí mismo, el Dios Todopoderoso, pues incluso estando al servicio de la causa (la causa del chocolate, es decir la del placer) se nos dice que la revolución no es más que un pretexto para servir a la causa última, la de la carne. Así pasamos de las alegorías a los abusos y la (auto)tortura católicos, a la contemplación de los monasterios budistas e, incluso, a la simbología masónica, con todos y sus rituales iniciación y de paso a Aprendices, Compañeros y Maestros (¿habrá sido Virgilio Piñera un Q:.H:.? Pues como que sabe demasiado...). Mientras tanto, René solo busca ser una persona "libre" (se nos explica que ser libre es ser mediocre, uno más del montón), un personaje único en su normalidad para un contexto que le tiene reservada la mayor gloria. Es como un Jesucristo huyendo de su destino, que por muy magnánimo que le sea pintado, pues no le apetece; todo esto en un universo en el cual las mujeres no pintan un chícharo que no sea procrear y ser vehículos de distracciones para los elegidos de su misión, gracias a los cuitas de sus encantos carnales. Con todo esto, a la vista de que las únicas opciones que se le presentan tienen que ver con la carne, la rebeldía de René consistirá, finalmente, en resistirse a ser un rebelde.

La imaginería abigarrada de Piñera está aquí en pleno, a tal punto que podríamos afirmar que se trata de un compendio de sus fantasías más febriles: hay guiños a los cuentos fríos (que, sin embargo, publicará dos años después), a sus obras de teatro (con énfasis en el absurdo de "Electra Garrigó"), con un alto nivel de homoerotismo desfachatado, sadismo y otras cuestiones que harían sonrojarse a los cultores más entusiastas del moderno cine 'gore'. La diferencia es que Piñera utiliza todo esto para reflexionar sobre la futilidad de la vida mostrándonos sus extremos, todos juntos en uno solo: nuestra relación, positiva o negativa, con el sufrimiento. Y cómo esta no es sino un discurso sobre nuestra relación con nuestra propia existencia. Piñera es un genio que toca estos temas tan aciagos con un sentido del humor retorcido, que provoca risa y horror al mismo tiempo; solo así lo panfletario y maniqueo de la historia pueden ser entendido como alta ironía. No se sorprenda el lector si se encuentra, a mitad de la novela, deseando profundamente que la carne de René sea lacerada en la ceremonia iniciática de la escuela, pues lo primero que tambalea en uno mismo al enfrentarse con el libro es la percepción propia del dolor ajeno. Quién sabe si en esto de la insensibilidad por la carne ajena no nos falta tan solo un empujoncito literario.


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Aquí, el PDF.

lunes, 14 de noviembre de 2016

La polio vs. EEUU

NémesisNémesis by Philip Roth
My rating: 2 of 5 stars

Se me hace en exceso moralizadora, mas no de la manera tradicional sino exactamente de la contraria. Demasiado machacona, hasta lo evidente, en su intención por mostrarnos a una sociedad ignorante de todas las tragedias que padece, y el retrato de Bucky Cantor, el protagonista, no está ni tan bien trabajado ni tan bien engranado con el resto de la comunidad en que vive. De hecho, me animaría a decir que no habría gran diferencia si en vez de ser judío fuera católico, o protestante. O si en vez de ser judío de Newark hubiese sido afrodescendiente del Bronx. La figura de "némesis" no está tampoco del todo lograda, por más que se nos machaque una y otra vez todo lo atlético que fue el protagonista, y tampoco cuaja cuando se nos revela que no es un tipo particularmente brillante sino más bien uno promedio, como cualquiera de nosotros, que lo perdió todo al perder sus capacidades físicas, aquello que lo hacía especial.

Creo que son demasiadas cosas las que quiere abordar: el amor, la pérdida de la familia, la relación entre los vecinos, el retrato de los niños antes y después de ser golpeados por la polio, la reacción de los padres, la inminencia de la guerra, el sentimiento de culpa del protagonista, su estúpido heroísmo... demasiados temas y muy pocas páginas. Y encima la lectura es demasiado ligera para un tema tan épico con tales intenciones mitologizantes. Los nudos propuestos se resuelven a las patadas. Además, no hay especificidad en por qué el protagonista es quien / como es. Y lo que la reseña de la portada anuncia, la pregunta sobre la naturaleza y las consecuencias de nuestras decisiones, no se evidencia por ninguna parte.

Para ser de Philip Roth, la novela decepciona un poco. Atrapa, sí, pero no es suficiente. Da demasiadas concesiones al lector, como si estuviese más preocupado porque se entienda a cuál moraleja quiere desembarcar antes que contar bien la historia y exponer mejor el tema. Aunque formalmente es impecable, hubiese sido mejor tal vez si el autor hubiese investigado a mayor profundidad en los temas que aborda; acusa demasiado la mirada desde el escritorio (como cuando los intelectuales limeños quieren hablar de cómo el conflicto armado afectó a las regiones del sur de la sierra).


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Café, literatura y capitalismo

The Coffee TraderThe Coffee Trader by David Liss
My rating: 3 of 5 stars

"El mercader de café" es un best seller en toda la extensión del término: se deja leer, fluye, atrapa, manipula, afecta y, especialmente, retribuye. Hasta ahí, nada nuevo. Salvo que está muy bien escrito y, si bien no pretende descubrir la pólvora, al menos no la malgasta. La vida y la obra de Miguel Lienzo en medio de Amsterdam en pleno siglo XVII, tanto la amorosa como la económica, van bastante bien equilibradas entre la descripción de sus acciones y la profundidad de sus pensamientos, que se revelan más bien dependientes de imposiciones morales que abraza sin pretender comprenderlas, acaso sí cuestionar tímidamente. La trama pasa de jaloneos por saldar cuentas de orgullo, de ética y de dinero a convertirse en un análisis soterrado de pulsiones reprimidas y de las falsedades religiosas, tanto del judaísmo como del catolicismo. Finalmente, y esto para nada es adelantar el final —toda vez que el mismo está cantado desde el compás inicial—, Miguel Lienzo consigue todo aquello que desea, no lo que aspira sino más bien aquello que moralmente se permite a sí mismo. Lo cual no es poco.

El libro, que es bueno y se deja leer, peca de escaso rigor histórico, pues a la avalancha de datos objetivos buena compañía le hubiese hecho un acercamiento tan siquiera ligero sobre las condiciones culturales y sociales que hicieron posible que el capitalismo tome su actual forma poco agraciada. A las biografías y estudios consignados como bibliografía debió sumarle un Durkheim, por ejemplo, o un Marx para tal caso. Pero es un best seller estadounidense, y ya bastante tiene con no ser un machacón vehículo de colonialismo cultural como para ser un vehículo de reflexión. La reflexión no vende y este libro es como el café del que versa: un negocio redondo, más nada.

Pocas novelas manejan tan bien los mismos tópicos clichés de siempre (judíos, católicos, europeos; españoles, holandeses, portugueses) y refuerzan estereotipos (étnicos y de género, por ejemplo) de tal manera que cuenten con la complicidad del lector para dejarlos pasar por alto sin hacer mala sangre y continuar con la lectura. En eso, el autor es tan consciente como culpable, a tal grado que, como hace en las últimas páginas en relación con la historia que narra, deja entrever hacia el final de la obra los mecanismos narrativos con los cuales consiguió atrapar la atención de quien llegó junto con él al último puerto, nunca mejor dicho. Solo que, a diferencia de otros libros, aquí la manipulación no fue burda ni pretendió aleccionar moralmente a nadie, así que se tiene todo más por un logro personal (el suyo, escribir algo que se desee leer) que por uno mucho más cuestionable y colectivo. Si vender libros lo hace feliz y de eso vive, pues que a la par de su protagonista, lo siga haciendo sin comprometer a nada ni a nadie más. Que eso, entiendo, es parte importante de la buena literatura.


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(Regalito aquí)

Le nom est Maigret. Jules Maigret.


La Cabeza De Un HombreLa Cabeza De Un Hombre by Georges Simenon
My rating: 4 of 5 stars

Así como en la filosofía y en la literatura en general, también en aquella de género los franceses marcan clarísimas diferencias con el resto de Europa y de América. Simenon es un clásico, Maigret es un referente obligado en la novela policial. Se deja leer en unas pocas horas y uno siente que ha invertido provechosamente el tiempo. En "La cabeza de un hombre", Maigret no solo defiende la del condenado a muerte por un delito que, a todas luces, no cometió, sino que además se mete en la cabeza del asesino para desenredar un misterio cuyo final se adivina hacia la mitad de la novela. Lo que desconocemos son las cuitas (y estas no defraudan). Ya sobre Simenon está dicho todo, y también sobre Maigret así que solo he de añadir que, le cojas el libro que le cojas, este no tiene pierde. Aquí hay garantía de que uno se va a refrescar de todos los otros policiales: es efectivo como un capítulo de serie televisiva, no tiene pretensiones literarias muy profundas y tampoco te rompe el coco. Y tiene el plus de ser literatura de la buena. ¿Qué más?


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My rating: 4 of 5 stars
En menos de un año (la primera novela con Maigret de protagonista es de 1931), Simenon hizo suyo el viejo adagio del "menos es más": menos complejidad a la trama le da más tensión a la historia; menos enredos de personajes devienen en psicologías más profundas y a la vez más cotidianas. Así, resulta muy fácil sentirse como en medio no solo de la historia sino también de las ciudades en que transcurre. La del Liberty Bar es, como dice el propio Maigret, una historia de amor y de alcohol, con un muerto y vari@s sospechosos quienes, en su simplicidad, a la vez que en la evidencia de su culpabilidad, hacen mucho más rica la retórica. Y Simenon va, en paralelo, aprendiendo a ponerle sazón poética a su forma de contar las cosas, con sus particulares saltitos de tiempo hacia adelante y su descripción de las atmósferas. Porque el Liberty Bar, columna de todo este edificio devenido en crimen, se puede oler y hasta saborear con solo contarnos quienes en él habitan. La novela se lee en menos de una tarde; motivo más que suficiente para apagar la televisión, desconectarse de Internet y divertirse a la antigua con un (muy) buen libro.



lunes, 7 de noviembre de 2016

El asesino fue el mayordomo (¡y era semiólogo!)

La séptima función del lenguaje
Laurent Binot (2015)
Seix Barral
Edición en castellano 2016

Roland Barthes ha sido asesinado. Su muerte, a diferencia de lo que nos dice la historia, no fue un accidente; forma parte de una guerra descarnada que involucra a un grupo de seres humanos crueles, inescrupulosos y traicioneros como jamás los ha parido alguna vez la evolución: son los filósofos, lingüistas y semiólogos. Ellos están en guerra todos contra todos y, como ya sabemos, no hay nada peor que un intelectual peleando por lo que cree que es lo correcto, por lo que sostiene ser la verdad: su verdad.

Y esta guerra tiene un objetivo… o mejor dicho, un objeto de valor: la séptima función del lenguaje. Una arma, una técnica, una bomba capaz de hacer que Michelangelo Antonioni y Phillipe Sollers sean dolorosamente mutilados, que Julia Kristeva sea en realidad una despiadada y ambiciosa doble (¡triple!) espía, que Judith Butler use sus teorías de género para facilitarle las cosas a “ciertos” servicios secretos, que Louis Althusser haya asesinado a su esposa porque esta  traicionó a la “causa semiótica”, que Michel Foucault ponga a disposición de Barthes a sus “mancebos”, a quienes obviamente entrena para que escondan tras sus disfraces de gigolós unas habilidades filosóficas inauditas… y, finalmente, que lo de John Searle y Jacques Derrida no sea solo una batalla intelectual sino que los lleve a matarse mutuamente por no soltar aquel valioso secreto.

Esta herramienta del lenguaje es tan poderosa que podría hacer que Miterrand sea imbatible en el debate presidencial televisado de 1981 y le gane las elecciones a Giscard, que Umberto Eco se convierta en un intelectual irrefutable y que Simon Herzog sobreviva, dios sabrá cómo, hasta nuestros días para contarnos toda esta historia en una novela, a manera de policial narrado en tercera persona por un detective (Jaques Bayard) de ultraderecha, bruto y achorado como él solo y como varios que conocemos por el mundo —énfasis en Perú—.

“La séptima función del lenguaje” (2015) es una novela policial escrita por Laurent Binot, autor de la críptica “HHhH”, y es quien le da voz a Herzog… y sospechamos que en cualquier momento Kristeva y Sollers deben lo mandarán a matar o castrar por haber revelado la verdadera identidad de los pensadores del mundo: asesinos manipuladores hambrientos de poder. Ninguno se salva. Y sbaer todo esto, por supuesto, nos ayuda a entender muchas cosas en todas partes del mundo, pues ¿no son los intelectuales los seres más argolleros, déspotas y traicioneros —los unos contra los otros— que podamos conocer?

Hay quienes dicen que esta novela mezcla hechos reales con ficticios pero no: lo que hace es relatarnos los hechos que no conocemos (y que, por lo tanto, no podemos decir que no sucedieron) para explicarnos el verdadero motivo de los que son del dominio público.


Mucho cuidado. La próxima vez que nos crucemos con un(a) filósofx, lingüista o semiólogx (si no hacemos la mención a la diversidad con la “x”, probablemente Judith Butler nos corte el pescuezo con una abrecartas): miremos hacia nuestro alrededor, vigilemos la retaguardia, no les demos la mano, cuidémonos de los paraguas, mucho menos les aceptemos un trago o un bocadillo de nada. Y, sobre todo, nunca, pero NUNCA prestemos atención a lo que tengan que decirnos porque, Eco no quiera, podrían estar utilizando contra nosotros la fulminante séptima función del lenguaje.

Laurent Binet (AFP).

Entrevista al autor sobre su novela aquí.
Artículos sobre el libro aquí, aquí y aquí.
Y un regalito aquí.

domingo, 30 de octubre de 2016

Sobre debates presidenciales televisados, Parte 1 - Introducción

La presente entrada de este blog ha sido "inspirada" por dos hechos paralelos. El primero, mi participación en una ponencia o presentación (?) acerca de "El contenido político de los memes en el segundo debate presidencial en Perú" (que refirió, estrictamente, al segundo debate previo a la segunda vuelta electoral por la presidencia del Perú en el año 2016). Esta reunión se llevó a cabo el jueves 27 de octubre de 2016 en la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, y si la menciono es porque me la tomé bastante en serio a pesar de lo que, para muchos, puedan implicar los memes y el humor político. Personalmente, me parece interesantísimo el abordaje de la viralidad comunicacional, propia de las TIC y de las redes sociales (ambas dependientes las unas de la otras), en el marco de la comunicación política. Lo que no fue para nada interesante es que hubo mucho por abordar y profundizar, pero muy poco tiempo para hacerlo...

Y el segundo acontecimiento, condicionado por el primero, fue la lectura del libro de Lilian Kanashiro sobre los debates presidenciales televisados. Si bien ella no habla de memes ni de redes sociales ni de TIC (¡pero debería!), sí realiza un acercamiento interesantísimo, el cual será el eje de todo lo que se hable de aquí en adelante. Básicamente, me planteo realizar una larga reseña a su libro bajo una mirada, entre comunicacional y antropológica, desde la construcción de herramientas de información masiva / viral en función de la comunicación política (y viceversa).

Entonces, empezamos con...

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Lilian Kanashiro
Debates presidenciales televisados en el Perú (1990-2011). Una aproximación semiótica.
Lima, Fondo Editorial de la Universidad de Lima. 2016



Puede que el título del libro no sea el más marquetero del universo, ni su portada la más atractiva, pero el contenido sí que vale la pena. Y por varios motivos: el primero (y principal) es por el tremendo condensado de información que aporta acerca de los debates presidenciales televisados de todo el mundo (Capítulo I) y del Perú (Capítulo II). Sí, es cierto: como hay tanta información disponible sobre todo esto, digamos que el contenido ofrecido aborda todo por encimita, no más, mas la bibliografía al final del libro es bastante generosa, así que si alguien quiere profundizar que lo haga por su cuenta; ese ya no es rollo de la autora, que ella está enfocada en otra cosa. Segundo, por el acercamiento crítico, que empieza a dibujarse desde el saque pero que realmente arranca al final del segundo capítulo ("7. Perspectivas futuras"). Tercero, porque hay una aproximación semiótica en ciernes, si bien algo difusa y que puede que prometa más de lo que cumple, y deja las líneas están dibujadas como para quien quiera continuarla desde donde la autora la dejó. Y, finalmente, porque precisamente el análisis no está cerrado (siendo honestos, ¿cuándo y dónde se cierra un análisis semiótico?) y deja puertas y ventanas abiertas para nuevos análisis, semióticos o no, de otros debates o de los mismos, bajo las premisas kanashireanas o bajo otras. Muy especialmente, deja la mesa servida para darle una mirada mixturada entre comunicación y demás ciencias sociales, dada la riqueza de información y la forma como presenta (y aplica) sus instrumentos metodológicos.

A mí me provocó analizar los debates presidenciales televisados desde mi propia experiencia académica y laboral, y a la luz de los nuevos instrumentos y herramientas de comunicación "propios" de las TIC y de las redes sociales, que es un poco lo que voy a tratar de exponer a continuación (en esta y otras entradas) siguiendo la lógica expositiva del libro de Lilian Kanashiro.

Pero antes, algunos links sobre Kanashiro y sobre el libro:
Y antes, también una observación. Como hay mucho que decir y una única entrada muy larga resulta inmetible, organizaré las ideas en diversos post (aunque probablemente muy pocas personas los lean, por lo menos a mí me van a servir para organizarme y 'desdensearme' un poco).


Sobre los debates en sí mismos

Kennedy vs. Nixon, en el primer debate presidencial televisado (1960).

El prólogo del libro, escrito por Óscar Quesada Macchiavelo (rector de la Universidad de Lima, nada menos) menciona las tres áreas que emergen... mejor lo cito textualmente, para no hacerme bolas: la presente investigación "(...) presta atención a la eficiencia y optimización de las prácticas entre las instancias discursivas de emisión y de recepción, con vistas a dar cuenta de las formas de construcción y de representación de las identidades y de las alteridades políticas. Emergen así tres grandes áreas analíticas: la de los mecanismos de manipulación enunciativa inscritos en el lenguaje televisivo, la de los regímenes de interacción de los actores representados y la del juego político de configuraciones y reconfiguraciones entre el 'nosotros' y los 'otros'" (pp. 11-12, subrayado propio).

Como todo esto está desarrollado en el libro, y como tampoco se trata de reseñarlo de paporreta ni de repetir lo que ya dice, me permito más bien interactuar con lo propuesto y escrito por Kanashiro (y resaltado por Quezada M.).

Primero lo primero. ¿Qué es un debate? Pues un debate es una confrontación entre dos o más personas y lleva implícita la idea (¿semas? ¿sememas?) de lucha o combate (ver lo que dice la RAE). De ahí, no es difícil colegir qué es un debate (electoral) presidencial televisado. O más bien, no es difícil colegir qué debería serlo en un primer de lectura, si no hubiera que hacerse algunas salvedades.

1) Debe verse por lo menos a dos candidatos interactuando, confrontando ideas que sean diferentes: es decir que un debate no sería un debate si dos personajes (en este caso, candidatos) opinan lo mismo sobre todos los temas. Y, a riesgo de adelantar algunas conclusiones finales, como bien diría Freddie Mercury, "The show must go on" sea como sea, pese a quien le pese. Es decir que si tenemos dos personajes que son idénticos (como el Jesús y el Judas del cuento de Borges), la construcción televisiva "debate" demanda que exista una diferencia, ¡aunque sea inventada!. Por ejemplo, ¿alguien podría mencionar objetivamente diferencias sustanciales entre las propuestas de PPK y de Keiko? Ambos son más de lo mismo, políticamente hablando en general y económicamente en particular (y, por el nivel de repartija y corrupción al que estamos asistiendo hasta la fecha, en todo lo demás también). Sin embargo, lo que se vio a lo largo del primer y del segundo debate fue a dos personajes (no necesariamente políticos) lanzándose puyas de todo calibre de ida y vuelta, golpes bajos por doquier y acusaciones de todo tipo (muchas de ellas sin una base argumental sólida, la mayoría por parte de Fujimori). El contenido de las propuestas pasó a un segundo o tercer plano, y la mayoría de televidentes solo nos quedamos con el "cómo has cambiado, pelona" y el "tú no has cambiado, pelona".

Con esto queremos decir que lo de "electoral presidencial" se reduce al contexto detrás de la figura de los actores, no a su implicancia política (por lo menos en ese momento y, me temo, tampoco durante la campaña, pero eso es otro tema que veremos más adelante). Kanashiro aduce, en alguna página que ya se me perdió, que esto podría verse agudizado por la "naturaleza" del lenguaje televisivo (como también se verá más adelante), la cual jala agua para su molino; es decir, sabemos que vemos a dos candidatos que pugnan por ganar la elección presidencial, pero ese es solamente el punto inicial de referencia. Digamos que es el punto de partida, pues lo que veremos a continuación es un despliegue de recursos que poco tienen que ver con propuestas concienzudas sobre soluciones políticas a los problemas que, supuestamente, deberían ser aludidos en ese momento porque, también supuestamente, es del interés de la audiencia conocerlas.

Segundo debate previo a la segunda vuelta 2016, completo. 

Pero no. Lo que nos ofrecieron tanto PPK como Keiko fue más bien un show, una "espectacularización" (aunque Kanashiro diga que los debates peruanos no se han espectacularizado, p. 233; obviamente yo discrepo) de lo que en buena cuenta debería ser un debate político... si este no fuera televisado. Y he aquí el segundo ítem por aludir.

2) La banalización política de los debates. ¿Realmente deberían ofrecer alguna suerte de pedagogía política? ¿O más bien deben morir en su ley, priorizando el debate en sí y no la exposición formal y detallada de los planes de gobiernos? Kanashiro dice que no pero también deja entrever que su anhelo es que así sea (p. 104). Por otro lado, ¿los debates banalizan la política o esta ya viene banalizada, para bien o para mal, sin ánimo de juzgar si esto es positivo o negativo, desde varios años atrás? La autora del libro señala que la cosa ya estaba así desde ante de la existencia de los debates televisados, por lo menos en Perú, y que la "televización" precipitó toda la evolución hacia lo que entendemos hoy por política (¡también se me perdió la página en que dice o sugiere esto!).

Pero, por otro lado aún, y esto es ya una inquietud personal: ¿realmente debemos aferrarnos a la idea tradicional de la política de partidos, si este aferramiento nos está llevando a todas luces a una política de caudillos? Dicho de otra forma, hace rato que no hablamos de partidos políticos y mucho menos de ideologías: la gente vota por (o contra) Alan García Pérez, Keiko Fujimori, Verónika Mendoza, Pedro Pablo Kuczynski (o más bien PPK, que es su doppelgänger), César Acuña, Alfredo Barnechea o Julio Guzmán. Asociar a los personajes a un partido político forma actualmente parte de una erudición casi iniciática, y más aún asociar todo eso a una ideología política equivale ya a un ejercicio intelectual digno de entrenamiento olímpico.

Cabe resaltar que, de alguna forma, la (¿única?) ideología más visible es, hoy por hoy, la de la izquierda, asociada permanentemente -y con toda la intención- por los grupos conservadores con el caos, el desgobierno, el terrorismo y las dictaduras... como si no hubiese dictaduras, terrorismo, desgobierno y caos desde la derecha. Sin embargo, en el inconsciente colectivo está más presente o, en todo caso, resulta más fácil inducir asociaciones que nos lleven, de carambola, desde Verónika Mendoza hasta Mao Tse Tung, pasando por Hugo Chávez, Fidel Castro y, cómo no, Abimael Guzmán. El APRA hace tiempo que se convirtió en un arroz con mango ideológico, solo asociable con la corrupción y el narcotráfico, como bien nos lo recordó Fernando Olivera en el debate de primera vuelta (a continuación, un ingenioso clip al respecto; adelantamos que debe prestarse atención a la mirada asediante de Olivera hacia García, y a toda su gestualización y expresión corporal, además de las reacciones de un García que no creía lo que le estaba pasando, las cuales, dígase de paso, fueron televisadas).


Lo mostrado en este video (aquí, la versión seria y subtitulada) es una fragmentación de aquello a lo que se asistió aquel día. Es decir, que a la fragmentación y el reordenamiento propios del formato televisivo/televisado del debate presidencial asistimos ahora a una fragmentación y reordenamiento de la fragmentación y el reordenamiento original, con ingredientes adicionales y totalmente ajenos al debate: musicalizado y con licencias que durante la emisión "en vivo" estaban prohibidas. Lo que nos lleva al punto siguiente y final (y también a hacernos la pregunta de si las negociaciones entre partidos políticos, previas al debate, no pudieron prever que un producto tan demoledor contra Alan García surgiría pese a todas las precauciones tomadas):

¿Alguien recuerda el nombre del partido político de Fernando Olivera? ¿Alguien asocia a Alan García con Haya de la Torre y las propuestas ideológicas que hicieron del APRA un partido político incómodo en el pasado para los poderes políticos de su momento? Aquí lo único que queda claro, para los paladares más exquisitos de las ciencias políticas y para unos cuantos ciudadanos medianamente informados, es que casi todas las propuestas apuntaron a perpetuar el modelo económico perpetrado por Ollanta Humala, modelo que él, supuestamente, haría tambalear, ya que es imposible desactivar el piloto automático con el que se conduce nuestro país desde hace varias décadas.

Esto también nos debería llevar a reflexionar sobre la construcción del discurso de lo que resulta política y económicamente seguro: quiénes lo dicen, desde qué lugares de enunciación, por qué y a quienes; y quiénes lo aceptan y actúan (por ejemplo, a votar) a favor de la perpetuación de dicho modelo (que ahora deviene en estructura y sistema).

Aquí llego al final de la primer entrada del blog sobre este tema. En las siguientes se abordará, valga la "rebuznancia", lo siguiente:

Parte II: De las aproximaciones semióticas

Parte III: Sobre el lenguaje televisivo.

Parte IV: Debates presidenciales televisados, TIC y redes sociales.

Parte V: La construcción del nosotros y de los otros (y de los estos y de los aquellos).

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Y no se cierra esta entrada sin un par de objeciones al libro, que luego serán varias más en las entradas posteriores:
  • Señor Quezada M.: si bien la RAE señala que infantil, en su tercera acepción, puede usarse como sinónimo de inmaduro, convengamos que no es políticamente muy correcto ni nos queda muy bien como adjetivo, sobre todo en intelectuales de su calibre y de su nivel de comprensión del idioma y sus implicancias. La RAE también habla de lo negro como una raza y de todo aquello que pueda relacionarse con ella (tal y como lo hizo Alan García, vaya), y ya las ciencias sociales y las otras nos han explicado con manzanitas que las razas no existen. También sabemos que la RAE defiende la tauromaquia, el sistema monárquico y la violencia epistémica (Spivak dixit) que implica mantener el plural masculino como genérico. Ya pues...
  • Las interpretaciones siempre son subjetivas. Y a veces a uno se le cuela entre los dedos, como arena, no solo el background de clase sino también el académico. Por esa razón objeto las interpretaciones "pre-juiciadas" que provienen de una de las citas textuales hecha en el libro, en la página 82. ¿Realmente a alguien que no sea periodista le importa que Toledo haya llevado la corbata ligeramente torcida? Dudo que un ser humano común y corriente pueda hacerse un nudo de corbata perfecto sin escuadras y compás, y lo dudo por experiencia. ¿Que Toledo se acomode las gafas implica que no está acostumbrado a llevarlas o que está nervioso? ¿Y esto le importa realmente al espectador? Y si le importa, ¿dónde está el estudio que así lo demuestra? ¿Quién "lee" el movimiento de cejas de Alan García, más allá de los comunicadores, periodistas, psicoanalistas y semiólogos? El punto aquí es que, me parece, debemos tener muy claro nuestro lugar de decodificación y evitar universalizarlo. No creo que sea necesario decir por qué...
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Finalmente, la reseña del libro de Lilian Kanashiro en Goodreads (sí, lo sé; soy autorreferencial al mango).


Debates presidenciales televisados en el Perú (1990-2011). Una aproximación semióticaDebates presidenciales televisados en el Perú (1990-2011). Una aproximación semiótica by Lilian Kanashiro
My rating: 5 of 5 stars

Aunque este magnífico libro merece una desmenuzada mucho más profunda (que se la haré dentro de poco en mi blog personal), cabe mencionar algunos puntos fundamentales:

1) Contiene una mirada bastante abarcadora que, aunque no es taaaan profunda (ni pretende serlo, ¡imposible con tanta información brindada!), detalla algunos de los principales ítems en la historia de los debates presidenciales televisados, en el mundo y en el Perú. Aquí prima la idea controversial de que, según la cultura, se da la forma /debate/.
2) Sobre la cuestión cuasi ontológica de los mismos, si estos debates son confrontaciones promovidas principalmente por instancias mediáticas, ¿debe pedírseles algo más que espectáculo? ¿Deben y acaso pueden tener una labor pedagógica que, por lógica, no les corresponde, considerando las limitaciones de tiempo, las secuencias y la necesidad de priorizar la interacción de los candidatos?
3) ¿Influye el formato televisado, con su lenguaje lleno de planos busto y diseccionamientos de la realidad, al reforzamiento de la "política del personaje"", del caudillo, en desmedro de una política de partidos e ideas?
4) Esta influencia, de ser el caso, ¿es necesariamente negativa o positiva? ¿Acaso ya la política no se está banalizando sin ayuda de los mass media? ¿Esta banalización es necesariamente mala o se trata de un paso evolutivo "natural"?

Junto con Quezada Macchiavello, creo que uno esperaba un análisis (ya que el punto de partida fue greimasiano), menos psicoanalítico-que-interpreta-pero-le-huye-a-la-interpretación y sí más lleno de fórmulas dúctiles que nos lleven a conclusiones específicas. Por ejemplo, me hubiese gustado saber si el plano busto de PPK es equivalente, en cuanto significante, al de Keiko o Toledo o Humala. O si determinado tiro de cámara beneficia por igual a todos. O si la cuestión de género o étnica pesa a la hora de establecer cuestiones como la iluminación (pues en una campaña en que Ollanta, por ejemplo, trató de pasar como el peruano cobrizo insigne, las luces azules lo mostraron más blanco que Rock Hudson, salvando las distancias, ¿era necesario blanquear al candidato?). O si el pinponeo de la coca vs. el litio entre Alan y Toledo tenía más lecturas posibles, y cuáles seríanj y por qué. O, bueno, ya, una secuencia de cuadros semióticos que nos ordenen la información vertida en estas páginas. O... ¿un análisis generativo? O.O

Por otro lado, lo de los planos de inmanencia se pone interesante en algún momento pero le faltó rematarlo todo con un análisis tipo "todos contra todos". Claro... eso hubiese implicado un libro de más años de elaboración y como de 300 páginas más. Así como está, quedó genial.

La construcción del /nosotros/ /los otros/ también merecía un desglose particular, pero eso implicaría incluir una mirada antropológica que no le iba ni con calzador.

La gran conclusión de este libro es que el Perú, en modernidad en cuanto a transmisión televisada de debates presidenciales, está en nada. Y que lo que hay, simplemente refuerza la misma lectura/mirada del Perú, paternalista, conservadora y fóbica al mango: hay pobreza/delincuencia/violencia, se la debe problematizar, se le debe instrumentalizar para catapultar la imagen del personaje por encima de la propuesta. Todo esto en un marco preocupantemente ultraconservador, que refuerza estereotipos y prejuicios de todo tipo tanto en contenido (mensajes, puyas, insultos o, como las llamaría Julio Hevia, "chiquitas") como en continente (el lenguaje televisivo como reordenador clasista (?) de la realidad, la forma en que parcela a los asistentes y a la audiencia, la intervención de los moderadores, los planos, el uso del audio, el efecto de sentido del "en vivo", etc.).

La información que trae el libro es valiosísima. Después discutimos sobre su objetividad, pues el esfuerzo y la generosidad con que se nos expone el contenido lo vale todo. Tiene el plus de incluir las bases de un análisis semiótico muy ambicioso que, intencionalmente, no se cierra en estas páginas. Uno lo lee y le dan ganas de aportar con otros debates emblemáticos nacionales, como el de Lourdes Flores contra Susana Villarán por la alcaldía de Lima, o el de PPK con Keiko en 2016, que aportan mucho pero también validan muchas hipótesis del libro.

Gracias, Lilian Kanashiro y Universidad de Lima.


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martes, 27 de septiembre de 2016

"Violetas para Mercedes", concierto de Miryam Quiñones

Un 4 de octubre coincidieron el nacimiento de la inmensa Violeta Parra y, mucho años después, el fallecimiento de la inolvidable Mercedes Sosa. Ambas son iconos de la canción social latinoamericana contemporánea.



Miryam Quiñones, cantora peruana, les rendirá homenaje celebrando la vida y obra de estas dos grandiosas mujeres con el concierto "Violetas para Mercedes", un viaje hacia el recuerdo de estas voces imprescindibles.

Este encuentro se llevará a cabo el martes 4 de octubre, a las 8pm, en Escena 7 (Grau 701, Barranco).

Miryam, que contará con la compañía de Eduardo Arauco (piano) y Gustavo Burga (percusión), es una tenaz difusora de la canción de autor contemporánea. Ha recorrido 18 países con su canto, ha editado ocho álbumes, entre los que destacan "Con el Alma en Vilo" (con invitados como Silvio Rodríguez y Teresa Parodi) y "Las flores buenas de Javier" (homenaje al poeta Javier Heraud, grabado en Cuba junto con el maestro Vicente Feliú).

En 2015 obtuvo el Premio Ibermúsicas, gracias al cual realizó una gira por España y otros países europeos. Posteriormente, obtuvo el Premio Fondo Argentino de Desarrollo Cultural, gracias al cual viajó al Festival Jazz en Seúl 2016, realizado en mayo. Acaba de participar de una gira por Nicaragua, junto a una delegación peruana, presentando el disco "Darío Nuestro", un homenaje al poeta Rubén Darío musicalizado en ritmos peruanos.



Para mayor información, pueden consultar la página web de Miryam Quiñones aquí, y aquí su página de Facebook o su cuenta de Twitter,


(*) Información e imágenes: Julián Cerasuolo.

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lunes, 26 de septiembre de 2016

Galería Abierta: "El Costumbrismo en la Ciudad"

La Municipalidad de Miraflores y el Museo de Arte de Lima – MALI invitan a visitar la muestra "El Costumbrismo en la ciudad", la tercera exposición del proyecto cultural en espacios públicos "Galería Abierta" (Av. Larco, cuadras 4-5-6-7, Miraflores, Lima). Va del 29 de setiembre al 2 de noviembre.


Esta muestra será inaugurada este jueves 29 de setiembre a las 11.00 am, en la cuadra 4 de la Av. Larco, y contará con una visita guiada luego de terminada la ceremonia de inauguración.

Se exhibirá una selección de 30 reproducciones de acuarelas y témperas inéditas del artista peruano Pancho Fierro, y de un dibujante ecuatoriano anónimo que lo habría precedido, identificado actualmente bajo el nombre de Francisco Cortés. Ambos lograron plasmar imágenes de personajes y escenas características de los primeros años de la etapa republicana en el Perú.

Este conjunto de acuarelas forma parte de una colección recientemente adquirida por el MALI que actualmente se encuentra en exhibición en el museo, con el título de “La creación del costumbrismo. Las acuarelas de la donación Juan Carlos Verme”. Esta colección ha sido considerada una suerte de “eslabón perdido” del costumbrismo peruano, ya que completa la historia de la evolución del género, desde sus inicios con la fundación republicana. Las obras registran escenas, tipos, figuras y costumbres inéditas que hasta ahora resultaban desconocidas o que habían sido completamente olvidadas en el presente.

La muestra irá hasta el 2 de noviembre.

(*) Información e imágenes: Municipalidad de Miraflores.

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jueves, 25 de agosto de 2016

Poesía 2013, ganadores y finalistas del Copé

Igual que la extensión de tu cuerpo
Leoncio Luque Ccota

Normalmente no empeloto mucho a las obras ganadoras en concurso, pero con el Copé me retracto de todos mis prejuicios. El poemario de Luque es la descripción de la vida y el legado de un hombre, su abuelo, haciendo el paralelo entre el cuerpo y el territorio geográfico, entre la obra poética y la herencia de bienes económicos, y, por último, el individuo y el lenguaje. El resultado es bastante bueno, salvo la presencia de palabras en otro idioma, algo que si bien para el mismo jurado del Copé resultó algo genial, para mí deviene en recurso forzado. En todo caso, me parece que está entre lo mejor que se ha escrito en Perú, en cuanto a poesía, por lo menos en los últimos veinte años.

La comedia inmóvil
Cristhian Briceño

Yo le daba a este el Copé Oro, pero tal vez sea por un tema de sensibilidades. No es que sea mejor que el ganador ("Igual que la extensión de tu cuerpo", de Luque); solo me resulta más próximo. Muy buen ejercicio de poesía aunque excesivo por momentos... sin embargo, qué poesía no lo es. Lo que yo le entiendo al poemario es que pone al protagonista en medio de una guerra, que no es otra que la vida, con la palabra como principal arma y la mentira como principal escudo. De ahí, se desarrollan todos los poemas, cada uno de ellos con lo épico como efecto de sentido, dada la pugna entre la vida y la muerte.

Y más allá del tema, que siempre es subjetivo, está el ejercicio de estilo casi pirotécnico, que atrapa e invita a seguir leyendo una y otra vez. Insisto, yo le daba a este poemario el primer puesto.

Alegorías para un amor gitano y una carta para César Moro
Luzgardo Medina

Esta es la versión limeña contemporánea de los 20 poemas de amor y una canción desesperada, literalmente hablando. En conjunto, tiene buenos poemas (algunos realmente brillantes), pero adolece de recursos arjonianos por doquier. Los "cielos sin cielos" y las "palabras que no son palabras" realmente llegan a empalagar, pero no llegan a tumbarse del todo el poemario. Aunque no sé si vale realmente el bronce que le dieron, pues en la antología de ese mismo año hay poemas sueltos de los finalistas que son bastante buenos. Se deja leer, eso sí.

Antología de las menciones honrosas y finalistas de la XVI Bienal de Poesía Premio Copé 2013 
Varios Autores 

Hay buenos poemas, otros no tan buenos y algunos que debieron ser omitidos porque flaco favor le hacen a sus autores. Con todo, la antología en cuestión es buena. Sería bueno ver editados "Tunupa del Collao", de Aldo Cavero, y "Alfabeto de pájaros", de Manuel Herencia. A todos los demás, se les agradece el buen oficio. Me sigo quedando con los de Leoncio Luque y Cristhian Briceño. A ver qué nos deparó el 2015 y qué nos deparará el 2017 en estas lides en que Petroperú lleva la voz cantante.



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lunes, 1 de agosto de 2016

¿Pueden hablar los subalternos?

¿Pueden hablar los subalternos?
Gayatri Chakravorty Spivak

El Museu d’Art Contemporani de Barcelona (MACBA), en el marco de la primera edición del Programa de Estudios Independientes (PEI), organizó del 25 al 27 de enero de 2006 el seminario Feminismo y deconstrucción a cargo de Gayatri Chakravorty Spivak. Esta actividad fue organizada con la colaboración del Departamento de Psicología Social de la Universidad Autónoma de Barcelona, el Centre Dona i Literatura, y la Cátedra UNESCO Mujeres, desarrollo y culturas (Universidad de Barcelona) y con la participación del Grupo de investigación Cuerpo y Textualidad (Universidad Autónoma de Barcelona). Este volumen tiene su origen en ese seminario.

© de esta edición, Museu d’Art Contemporani de Barcelona, 2009
© del prólogo y la traducción, Manuel Asensi Pérez

Título original: “Can the Subaltern Speak?”, traducido y publicado con permiso de la autora y del editor de A Critique of Postcolonial Reason. Toward a History of Vanishing Present. Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1999, pp. 248-311, copyright ©1999 by the President and Fellows of Harvard College.

Concepto: Jorge Ribalta
Edición: Clara Plasencia
Coordinación editorial y edición: Ana Jiménez Jorquera
Diseño gráfico: Laura Meseguer
Corrección de los textos: Susana Pellicer
Impresión: Igol

Para comprar el libro, hacer click aquí.


Link a la introducción: "La subalternidad borrosa: Un poco más de debate en torno a los subalternos", de Manuel Asensi Pérez.


Reseña en Goodreads: 

¿Pueden hablar los subalternos?¿Pueden hablar los subalternos? by Gayatri Chakravorty Spivak
My rating: 5 of 5 stars

El celebérrimo "Can the Subaltern Speak?" presentado en una versión que, de tratarse de un álbum musical, sería la Deluxe-Remasterizada-con-dos-CD-adicionales, uno explicativo y otro con los demos originales, plus un DVD con el "detrás de cámaras" y el "making-of". Manuel Asensi Pérez hace una traducción hípercritica del ensayo de la Spivak, con más de un centenar de notas al pie rescatando lo que la autora dijo en las versiones anteriores del mismo ensayo, incluso agregando textos que la autora decidió borrar y modificar (explicando por qué y cuándo lo hizo) presentados aquí en sus versiones originales (en inglés, idioma original, y con su correspondiente traducción). Lo que finalmente tenemos aquí son las tres versiones (a 1999) del ensayo, traducido y presentado esta vez como "¿Pueden hablar los subalternos?", para hacerle justicia a las cuestiones de género.

Incluye además una muy didáctica y explicativa introducción (disponible on-line, ver link al final de esta reseña), lo que se agradece en extremo porque en sí, el texto de la Spivak es bastante críptico; seamos sinceros, es un ladrillo filosófico y de los pesados. A las notas de la autora se debe agregar que el editor crítico ha puesto notas y comentarios propios al texto y a los comentarios de la autora (¡ese ejercicio de desembrague semiótico es nuevo!); además, ha traducido el ensayo directamente del inglés, así como las versiones A y B del mismo, e incluso se ha dado el lujo de traducir las citas textuales que hace Spivak directamente de las fuentes originales y en los idiomas originales, de Foucault a Marx.

Esta es una de las ediciones más lúcidas y policíacamente conscientes (el mismo Asensi se corrige a sí mismo al corregir a Spivak hasta en las cuestiones más banales, que no lo son, claro está). Se agradece que, además, haga la explicación respectiva de dónde vino y hacia dónde va el ensayo, en qué contexto fue escrito y reescrito, y los por qué de los cambios en pluma de la propia autora.

En resumen, no solo es justo y necesario leer y releer este libro, sino que además es una delicia de edición que se disfruta de principio a fin. Recomendable es poco... debería ser de lectura obligatoria bajo pena de cárcel, a ver si así abrimos un poquito los ojos y empezamos a ser un poquito más conscientes de nuestras ataduras personales y sociales.

Link a la introducción: "La subalternidad borrosa: Un poco más de debate en torno a los subalternos", de Manuel Asensi Pérez.
http://www.macba.cat/PDFs/spivak_manu...


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lunes, 18 de julio de 2016

Sobre "Monólogo en blancohumo"...


Monólogo en blancohumo
Daniel Soria Pereyra
Ed: Daniel Soria Pereyra
Lima, 2011.

Son pocos los nuevos autores peruanos que vale la pena leer, pues la generación actual de escritores nacionales (cuando menos, de los noventa hacia adelante) peca de todos los excesos, en especial del ego colosal combinado con baja autoestima y una mala, pero muy mala producción. En medio de tanta mediocridad hay escritores que, felizmente, pueden sorprender con propuestas más que interesantes. Es el caso de Daniel Soria Pereyra y su "Monólogo en blancohumo" (2011), una novela breve (sus 160 páginas fácilmente harían 40 páginas en MS Word), concisa, contundente. Y que se deja leer agradecidamente en una tarde.

La novela narra las historias de David, un joven treintañero de clase media hacia abajo pero no tanto, con ambiciones artísticas y una vida bastante... común (padre ausente, madre soltera, universitario del promedio, con sus metidas de drogas y alcohol), y de Carmela, una migrante de la selva que llega a la capital y se establece como profesora. Ambas historias son opuestas entre sí; la de Carmela es técnicamente una novela rosa en el fondo pero no en la forma, incluso podría decirse que es una especie de parodia de romance ligero en tono de comedia negra, con una protagonista muy consciente de su pasado, presente y futuro, y siempre en movimiento constante. David, por el contrario, en realidad no tiene una historia que avance en el tiempo ni en el espacio, su monólogo es interior y lo que sabemos de él se nos da a manera de recuerdos estáticos. En conjunto, sucede que la novela tiene un público objetivo perfectamente claro: limeñ@s de clase media, de primera generación o llegados y asentados con un tiempo, digamos que entre los 30 y 50 años, pues todos los referentes devienen hasta cierto punto crípticos y ciertos espacios en blanco deben ser llenados a fuerza de apelar a la memoria personal sobre lo que se hizo o no durante la juventud en determinados barrios, en determinados bares, con determinadas drogas y tragos, etc.

La prosa de la novela es divertida, inquietante y hasta desafiante, pero no deja de tener excesos con los que, para ser honestos, podría llegar a aburrir por su retórica innecesaria. El autor tiene muchos recursos narrativos, se nota, pero no era necesario ponerlos todos (tan) juntos. Pero no es nada que un poco de esfuerzo no solucione, y nada con lo que todos los autores no tropiecen las más de las veces; además, desde la primera página se anuncia como una historia interesante que vale la pena culminar a pesar de encontrarle ciertos peros. Contiene, más bien, un puñado de reflexiones relevantes y aforismos, como aquella sobre el blancohumo de la página 56, o la descripción del amor como rutina en la página 126, plus un capítulo 17 que cierra brillantemente el conjunto (y que se deja extrañar como la pauta para todos los predecesores). El nexo entre las aparentemente desvinculadas historias se hace evidente hacia la mitad de la novela y el final nos deja sin piso, pensando en qué miércoles pasó aquí mientras leíamos. Todo esto no hace sino redondear la sensación de vacuidad y la atmósfera de desasosiego que atraviesan las historias de principio a fin.

Personalmente tengo un rollo con las novelas de muchachos anodinos que no hacen otra cosa que drogarse y/o ven la vida negativamente; me parece que es un tema muy fácil de abordar, que está de moda y que a estas alturas del siglo XXI no aporta nada nuevo. Es, como dice Carmela en alguna página, la diferencia entre existir y habitar; ya tenemos muchos habitantes en el mundo de la literatura peruana. Pero a veces se puede correr el riesgo y ganar al arriesgar. Soria roza el límite del lugar común, con toda la intención, para extraer lo sustancial y exponerlo adecuadamente entre las divagaciones del protagonista. En cuanto a Carmela, sucede lo mismo en relación con la novela rosa, pero el resultado no es tan redondo debido a que 1) se nota el esfuerzo por hacerla un personaje objetivo consigo misma, y 2) se nota que el autor es hombre y no tiene la mirada al mismo tiempo superficial y profunda del mundo femenino que del masculino; lo superficial puede estar demasiado en la superficie y lo profundo, no calar tanto. Supongo que esto podría molestar más a lectoras que a lectores, pues Carmela tiene lo justo para conectar con el público varón pero sospecho que una mujer no se la creería a la primera. Tal vez si Carmela fuese narrada desde el punto de vista de David y no de sí misma la sensación de distancia sería mucho menor... pero su relación con las revistas para mujeres y las cartas (tarot o españolas) no queda muy cuajada... salvo desde el punto de vista de un narrador varón.

La cantidad de referencias clasemedieras y generacionales para quienes crecieron en los setentas y ochentas consiguen hábilmente el efecto de un tuteo con el narrador/autor, lo cual le da calidez al texto. A veces también podrían resultar excesivos pero bueno, es el estilo de Soria y es su apuesta por hacernos la lectura familiar en extremo. Solo reflexiono muy personalmente sobre qué tanto identificarse con un personaje como David pueda resultar agradable para el lector... pues mejor parada en la historia queda Carmela, y de lejos.

También debemos señalar que esta no es una novela más sobre el escritor que no escribía, o que sí escribía o que escribió, que es otro tema de moda y con el cual los escritores-que-escriben parecen tener un stearing. Más bien es un retrato ambicioso de todo un colectivo perfectamente ubicado en el espaciotiempo, que debe identificar hasta qué punto David y Carmela no los pinta más o menos de cuerpo entero. Soria no explica porqué ni echa a perder la novela con justificaciones históricas (e histéricas) sobre cómo alguna porción de la población limeña encalló en vez de llegar saludablemente a buen puerto. Su novela nos da ciertas pautas de búsqueda para quienes quieran hacer su tarea personal aparte, pero sin un ápice de moralina. Lo cual, creo yo, habla muy bien de un libro de ficción, pero lo hace aún mejor de una primera novela. Además, está perfectamente desinfectada de lugares comunes literarios, frases rimbombantes y demás defectos comunes. Daniel Soria sabe de lo que es capaz y no pretende ir más lejos, pero tampoco quiere quedarse a la saga.

Sostengo que "Monólogo en blancohumo" es de lo mejor que se ha escrito en esta década y que merecería mejor marqueteo. Pero bueno, es una edición independiente y no puede competir con los engreídos de las grandes editoriales y distribuidoras, que nos meten diegos, santiagos y jerónimos hasta en la sopa. Suponemos que, precisamente eso, es lo que hace a esta novela una buena experiencia: se mantiene en la periferia, en cuanto a argumento, tema y narración, de lo que hoy en día se entiende como literatura contemporánea. Gracias al cielo, que esta vez resultó ser blancohumo.

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jueves, 23 de junio de 2016

1509 Operación Victoria, documental sobre la captura de Abimael Guzmán


Advertencia: Esta nota, de mi autoría, fue publicada en la fenecida Revista Siete hace como cinco años, es por eso que no consigna lo ocurrido desde aquella fecha con las personas abajo mencionadas, especialmente con Benedicto Jiménez.
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Judith Vélez dirige“1509 Operación Victoria”, documental que recrea los principales momentos que llevaron a la captura de Abimael Guzmán, recogiendo material inédito de archivo y recurriendo al relato por parte de los protagonistas de la historia.

Judith Vélez en 2012.
“Tranquilo, muchacho, tranquilo; ya sé que me tocó perder”. Con estas palabras, Abimael Guzmán Reynoso trataba, quizás, de negociar con el joven policía que se atrevió a mirarle a los ojos, apuntarle con una pistola y gritarle: “¡quédate quieto, carajo!”. Pero la suerte estaba echada y no había negociaciones posibles. Luego de largos años de búsquedas y seguimientos, avances y retrocesos, penurias y adversidades, el Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) logró reducir al hasta entonces conocido por el alias de “Presidente Gonzalo” para presentarlo a todo el Perú como el preso 1509, marcando un antes y un después en la lucha contra el terrorismo en el Perú.

Este suceso también marcó la vida de los peruanos. Hacia 1992 no había una sola ciudad del país que no fuera blanco de un ataque terrorista, si es que no estaban tácitamente sitiadas por Sendero Luminoso, el grupo sedicioso que se hacía cada vez más fuerte en un país marcado por el caos económico, la desigualdad y la exclusión social.

Fue con este hito que nuestra sociedad pudo, finalmente, respirar tranquila. “Han pasado 20 años y Lima es una ciudad más alegre”, comenta Judith Vélez, directora de “1509 Operación Victoria”, el documental que narra la historia detrás de la captura de Guzmán Reynoso, recurriendo a los testimonios de los miembros del GEIN (incluyendo a Benedicto Jiménez y Marco Miyashiro), a materiales y documentos cedidos por este mismo grupo y a la filmación de escenas cuidadosamente recreadas, todo dentro de la narrativa propia de un thriller policial.

Para ver el documental completo, hacer click aquí.

El ejercicio de la memoria

“Lima y el Perú en general tienen un nuevo aire, una nueva cara y una mejor autoestima, pero no podemos darnos el lujo de olvidar lo que pasó”, agrega Vélez. “Eso se lo debemos a las comunidades andinas que vivieron el horror del terrorismo; es por ellos que debemos recuperar la memoria, recordar nuestras experiencias y sacar conclusiones para trabajar a favor de la inclusión social. Estas, creo yo, que son nuestras tareas pendientes”.

Judith Vélez es cineasta y fundadora de Nómade Films. Ha dirigido “La prueba” (2006), cinta premiada en los festivales de Verona y Santa Cruz, y también ha organizado la muestra de documentales “Cine de lo Real”.

Ella llegó a “1509 Operación Victoria” por encargo de Bliss Producciones, sobre la base de un artículo escrito por Gustavo Gorriti que contaba la verdadera historia del trabajo de inteligencia detrás de la captura de Abimael Guzmán. “A partir de este texto, entrevistamos a la mayor cantidad de personas involucradas, la mayoría de ellos oficiales que incluso hoy en día se encuentran en actividad”.

“El proyecto se fue gestando con el tiempo, mientras íbamos haciendo las entrevistas. Las propuestas estética y narrativa se fueron armando en la medida que el GEIN nos entregaba material audiovisual. Tuvimos que ver muchas horas de grabaciones y leer muchísimo material sobre este tema; lo que finalmente pusimos en el documental apenas es la punta del iceberg de lo que sucedió”.

También vemos imágenes grabadas por los miembros de Sendero Luminoso; en especial, el famoso video en que la cúpula senderista parece celebrar al ritmo de “Zorba, el griego”, el tema de Mikis Theodorakis que también sirve como banda sonora en varias partes del documental.

El hilo conductor de la trama son las historias (personales y colectivas) en torno al trabajo de investigación realizado para dar con las cuatro últimas casas donde vivió Abimael Guzmán; como dice Judith Vélez, “historias que involucran a un reducido grupo de policías que trabajaron en medio de adversidades y limitaciones, que expusieron su vida para pacificar el paces, país y que aún no han recibido ni el agradecimiento ni el reconocimiento que merecen”.

El GEIN en pleno, con Miyashiro y Jiménez.

El factor humano

Pero también –hay que decirlo-hubo historias humanas en el otro lado. “Revisando el material de archivo con el registro de las actividades senderistas nos encontramos con personas reales, con seres humanos y no con una organización arquetípica de estilo hollywoodense; eran migrantes del ande, estudiantes universitarios, hombres y mujeres de todos los estratos sociales”, refiere la directora. “Los senderistas estaban muy bien preparados y organizados y eso tenía que estar plasmado en la puesta en escena de la película”.

Judith Vélez define a Sendero Luminoso como un grupo que llegó “al alma de sus seguidores para robárselas y convertirlos en sus instrumentos”.

Ella, al igual que muchísimos peruanos, sabía muy poco de aquella organización subversiva. “Muy pocos sabíamos qué cosa eran. En lo personal, yo solo tenía una serie de recuerdos  confusos de la década de 1980 pero pocas certezas. Es recién con la investigación que hice para este documental que me quedan algunas cosas un poco más claras: Sendero Luminoso nació con la única intención de desatar el caos a través de ataques a la población, una de las experiencias más terroríficas por las que puede atravesar una sociedad.”

“Yo me fui del Perú por un tiempo, como muchos otros”, agrega. “El sentimiento generalizado era de un profundo pesimismo, la sensación de no tener futuro y el desconocimiento de qué estaba sucediendo y por qué. Quienes vivíamos en Lima solo tomamos conciencia de la verdadera dimensión del horror de la guerra gracias al trabajo de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación y las investigaciones de quienes se animan a buscar en las historias”.

Para que no se repita

“1509 Operación Victoria”  es el aporte personal de Judith Vélez a la construcción de la memoria nacional. “Pero yo no soy senderóloga ni periodista; soy cineasta. Corresponde a todos nosotros trabajar para mantener viva la memoria del país, pero en especial a los investigadores y periodistas, con el apoyo de las empresas y del Estado”, señala. “Debemos mostrar el horror de aquellos años, aunque no nos guste, para que no se repita la historia, para que las nuevas generaciones sepan qué pasó en su país y para cambiar cuanto antes las condiciones que permitieron a Sendero Luminoso llegar tan lejos”.

El documental deja en el tintero muchas historias a la espera de quien se anime a contarlas, muchas preguntas a la espera de respuestas y no solo por lo que sucedió en aquella época; también nos genera algunas dudas sobre lo que está sucediendo en la actualidad. “Tal vez en el 2012”, finaliza Judith, “cuando se cumplan 20 años de la captura de Abimael Guzmán, debamos regresar a las zonas de emergencia de aquellos años y ver, en la actualidad, qué cambió en los pueblos donde prosperó la propuesta de Sendero”.



Literatura indie...genista: comentando las Aves sin nido

Aves sin nido (1889)
Clorinda Matto de Turner
(1852-1909)

Disponible en la Biblioteca Ayacucho.
Aquí hay una versión con menos MB, como para iPad.

Versión de la Biblioteca Ayacucho.
Romántica hasta el tuétano, Matto de Turner escribió y publicó esta, su primera novela, en 1889. Ella ya tenía cierto renombre en los círculos literarios y se aventuró con este libro que le valió la excomunión y el exilio, por meterse con los intocables de siempre: la iglesia, los políticos y los poderosos. Y conste que ella no supo de los abusos sexuales a los que son sometidos cientos de miles de niños alrededor del mundo en garras de sacerdotes pedófilos, y que tampoco conoció las cimas de la corrupción aprista y fujimorista... Para darle una medida justa, habría que contextualizar la obra en el lugar y el tiempo adecuados.


Perú era lo que sigue siendo, una república oligárquica donde la población indígena, serrana y de la selva, son la última rueda del coche, y donde la inequidad campea de la mano de la corrupción y del opio producido por el catolicismo. La de Matto de Turner fue una de las primeras voces que se levantaron contra esta realidad, por lo menos en la literatura nacional. Doble punto bonus por tratarse de una mujer, y otro doble punto bonus porque, pese a pertenecer a cierta clase socioeconómica, no se apelmazó (tan) cómodamente en ella. Con esta explicación, sabremos perdonarle las mil y una ingenuidades en que incurre tanto su prosa como el enfoque de su mirada.

Paternalista al extremo, simplista a quemarropa, involuntariamente racista y conservadora a su (peligrosa) manera, el abordaje del "problema del indio" por parte de la autora, en el marco del argumento que propone, nos explica por qué el Perú es un cadáver que sigue muriendo: se trata de una cuestión de (in)sensibilidades y verticalidades cojudas, con perdón del griego clásico. El principal aporte, a pesar de todo lo antes señalado, es la calateada que le da a la doble moral de los funcionarios del gobierno, así como a la corrupción política aliada a la iglesia. Desliza en las primeras páginas los mecanismos de explotación económica a los que son sometidos los indios, con tal lujo de detalles que esos párrafos dedicados a la recolección y reparto de lana de alpaca deberían más bien componer una sétima estrofa de nuestro himno.

Portada de Ed. Stockcero, 2004.
La historia va de drama en drama sin perder de vista la moraleja social, lo que a un lector del siglo XXI podría parecerle insoportable (a uno que no consuma literatura chatarra, claro está): de la desgracia de los Yupanqui a la inmaculada buena voluntad de los Marín, que supone en Lucía un alter ego de la autora, o más bien del ideal de autora que propone (si nos ponemos foucaultnianos); de los desagradables modales y costumbres de personajes como Sebastián Pancorvo, Esteban o el padre Pascual Vargas a la pulcritud moral, ética y estética de, nuevamente, los Marín. Todo esto sobrevuela la ingenuidad y bondad que albergan en su corazón los indios, caricaturizados a medio camino entre el buen salvaje de la antropología decimonónica y el Colmillo Blanco de Jack London: domesticables y por ende rescatables mediante la educación (occidental, claro está) y el "amor" (?). En el camino quedan la podredumbre moral de los políticos, la cual organiza el primer punto de quiebre del relato, y la podredumbre eclesiástica, que sostiene toda la historia y le da razón de ser.

Resumen (con espoileada) del argumento: Margarita Yupanqui y su hermana quedan huérfanas por culpa de una componenda entre el párroco del pueblo y el gobernador Pancorvo, al defender sus padres con su propia vida a los Marín, sus protectores y, desde entonces, padres adoptivos de aquellas. Para dejar esta historia atrás y pensando en el bienestar de las niñas Yupanqui, deciden ir a Lima, prototipo de ciudad perfecta, e incluyen en el viaje a Manuel, hijo de Sebastián Pancorvo, quien brindó ayuda desinteresada a los Marín y, además, ama a Margarita Yupanqui y pretende casarse con ella en la capital. Los planes de la pareja, además de verse dificultados por ser el novio hijo del asesino de los padres de la pretendida, encontrarán un obstáculo insalvable en las deleznables acciones que perpetrara años atrás Pedro Miranda y Claros, obispo de Kíllac (ciudad ficticia de la sierra peruana dónde transcurren los hechos, y que supuestamente es Tinta, Cusco), contra las familias Pancorvo y Yupanqui, específicamente contra sus mujeres.

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SPOILER CON COMENTARIO MORALMENTE CONTROVERSIAL =>
Los novios son, en realidad, hermanos de padre y la novela aquí termina sin más detalle porque, obviamente, en el siglo XIX pesaban mucho más los mitos en torno a la sangre y el incesto, que están un poco más relajados actualmente y, quién sabe, algún día podamos pasar de ellos. 
<=SPOILER END.
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Sería injusto y cruel, además de poco inteligente, juzgar "Aves sin nido" desde la distancia de casi 150 años que nos separa de la novela, con todo lo que se ha escrito desde entonces y con lo que hemos "avanzado" en la lucha contra el racismo y la discriminación. La novela se deja leer y aporta lo suficiente como para dejar de lado lo criticable. No es una gran novela y seguro tampoco lo fue en su época, aunque se nos diga que es fundadora del indigenismo literario, algo que parece cuestionable (salvo que revisitemos oooooootra vez qué fue el indigenismo, lo que ya se ha hecho repetidas veces desde la academia sin llegar a conclusiones de peso).

Peca de ingenua Matto de Turner en fondo y forma (algunos diálogos funcionarían mejor como libreto de ópera) pero no es insoportable y, más bien, produce un texto ágil y agradable; tal vez demasiado ligerito por momentos. No tienes la obligación de bancártela si no eres peruano. Y, finalmente, la intención de la autora de estereotipar costumbres buenas y reprobables, y de denunciar la explotación de los indios, el abuso de los poderosos y la incapacidad de los religiosos, está tan servida como vigente.

Clorinda Matto de Turner. Fuente: Wikipedia.

Nuevamente, disponible en la Biblioteca Ayacucho.
Y otra vez, versión con menos MB, como para iPad.

Pluma Pluma Piel (a propósito de ensayos socialistas)

La piel y la pluma. Escritos sobre literatura, etnicidad y racismo
Nelson Manrique
Sur / CIDIAG
Lima, 1999.

El libro es una recopilación de ensayos y un prólogo que abordan la problemática del racismo y la discriminación desde la creación literaria. De hecho, da luces sobre su naturaleza sociocultural y sobre las bases socioeconómicas que la mantienen vigente. La aproximación a "Aves sin nido", así
como de la obra de Mariátegui y Arguedas es bastante completa; los ensayos finales ya van perdiendo un poco de aliento formal. Tal vez moleste un poco su intolerancia absoluta contra todo lo liberal y de derecha y el aire condescendiente para con la izquierda y el socialismo, por ejemplo cuando condena a Alejandro Deustua por racista pero no hace lo mismo con el racismo de Mariátegui; con este último esgrime una serie de justificaciones históricas y contextuales que también podrían servir para explicar la forma de pensar de Deustua (a quien, además, menciona varias veces).

Cierto es que, al menos, pasión no le falta y eso se evidencia cuando analiza la obra de Miguel Gutiérrez en el ensayo que habla sobre la guerra interna (vamos, el terrorismo, pues) y las producciones literarias de los militantes, ideólogos y simpatizantes de Sendero Luminoso. Me pregunto por qué se es tan drástico con unos, los simpatizantes con el liberalismo y el capitalismo, y con otros, los senderistas, se propone "romper con esa visión que (los) esencializa", para dejar de verlos "como un conjunto social inmutable, 'el enemigo', situado al otro lado de la barda, al que sólo cabe aniquilar" (página 101). Aunque, cabe advertir, no es que Manrique sea un izquierdaliever: las críticas analíticas van de extremo a extremo y abarcan todo el espectro político.

Dígase de paso que el nombre completo de SUR y de CIDIAG es: Casa de Estudios del Socialismo SUR y Centro de Informe y Desarrollo Integral de Autogestión.

Es un buen libro para entrar a abordar el discurso racista no solo en la literatura sino en la sociedad en general (para esto último, es fundamental leer la introducción y el último ensayo). Personalmente creo que aporta muchísimo, pero se siente la ausencia de menciones de aquellos intelectuales peruanos que han aportado mucho en estos temas (se me ocurre, por mencionar solo uno, Aníbal Quijano). El estilo es correcto, la prosa fluye sin problemas y la edición, salvo la presentación (que es malísima y encima está mal escrita) es buena. Por lo demás, a veces a Manrique le da por autoplagiarse y pone párrafos completos de un ensayo en otro (sin mencionar la referencia a sí mismo); de esto hay como tres ejemplos en este libro, pero el autor es libre de hacer lo que quiera (aunque no resulte muy académico el producto).

A leerlo, que en la balanza es mucho más lo que aporta que lo que se le puede objetar. Otrosí, interesante título... con la pluma se escribe lo que está a flor de piel y, además, es la pluma lo que cubre la piel de las aves (aunque, probado está, que también la piel de los dinosaurios tuvo plumas...).

Aquí, un link a una posible descarga del texto.